Propuesta Política

POR UNA PROPUESTA RADICAL DEMÓCRATA: 2.- UN SISTEMA ELECTORAL PARA AMPLIAR LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA.

(publicada inicialmente el 11 de febrero de 2013)

La celebración de elecciones libres, secretas y universales es la expresión fundamental del ejercicio democrático, donde la soberanía del pueblo se manifiesta de forma que es posible discernir que deseos y necesidades coinciden en los individuos hasta el punto de constituir una clara manifestación colectiva y, a la par, muestra que candidaturas obtienen la confianza de la mayoría social por el contenido de sus propuestas y la capacidad de los integrantes.


Decir que el voto solo puede ser ejercido por las personas parece una obviedad pero hay que insistir en ello obligadamente, por un ejercicio de pedagogía política ya que, fácilmente, se cae en el error de invocarse pretendidos derechos, atribuibles a entidades abstractas, formales o convencionales que tienden a justificar la sobre-valoración de unos votos sobre otros. Votan los individuos. No votan los territorios, ni los kilómetros cuadrados, ni los accidentes geográficos, ni los monumentos, ni las lenguas, ni los estándares económicos, culturales o sociales, ni la historia, ni las creencias religiosas o filosóficas.

Cada persona un voto. Y al hacerlo pesarán sobre esta persona todos los condicionantes que concurran en su albedrío  sin duda, pero no se puede afirmar, en puridad democrática, que nadie pueda considerarse con derecho a establecer, para su voto, un valor superior al de cualquier otro ciudadano. La afirmación inicial tiene por tanto que entenderse con una doble exigencia, la de igualdad cuantitativa: nadie puede depositar más de una elección, y la de igualdad cualitativa: cada voto es igual y tiene el mismo peso resolutivo que cualquier otro voto.

Este principio es fundamental y a él debe supeditarse el diseño del sistema electoral, de los protocolos que rijan el plebiscito. Afectará de forma muy especial al establecimiento de las circunscripciones y distritos electorales y al número de representantes a ser elegidos en cada una de esas circunscripciones. El ratio: número de electores/número de elegidos debe tender a la perfección, que sería la igualdad del resultado en todas las circunscripciones convocadas.

El sistema que permite a los ciudadanos complementar la ponderación de la propuesta política a aplicar con la cualidad del candidato que la encarna, es el de los distritos uninominales, un ámbito donde se elige a un solo representante de entre los pretendientes al mismo puesto (escrutinio uninominal mayoritario). Este sistema le da un valor a la ideología que inspira un programa determinado y encomienda al candidato la responsabilidad de merecer la confianza personal de los electores en sus méritos y capacidades, así como en la coherencia con los objetivos y soluciones ofertados por la organización que lo avala.

Los candidatos deben poder ser avalados en la presentación de su candidatura por partidos políticos legales o por agrupaciones de electores, siendo en este segundo caso agrupaciones distritales y para un solo candidato, creadas expresamente para unas elecciones determinadas y disueltas tras su celebración, legalizadas “ad hoc” y sin ningún tipo de coordinación, unión, federación o confederación entre ellas. Los candidatos de partidos deben ser elegidos previamente en elecciones primarias internas pero bajo condiciones de conocimiento público y transparencia en sus procesos.

En el caso de las elecciones para Cortes Generales, la supresión del Senado y el aumento del número de Diputados del Congreso entre cien o ciento cincuenta mas, permitiría componer una institución unicameral más amplia y representativa y mas adaptable al sistema de distritos uninominales.

Cada convocatoria electoral y cada candidato deben llevar un control presupuestario y económico propio que reflejará todos los gastos e ingresos en que se incurran, con detalle del origen de los ingresos y justificación del gasto y que se cerrarán tras le celebración de las elecciones y presentadas al órgano de fiscalización oficial que corresponda (Tribunal de Cuentas) para su comprobación. En cualquier caso, los presupuestos de campaña tendrán un mínimo garantizado por el Estado en metálico o en especie, igual para todos los candidatos y un máximo al sumarse los fondos provenientes de aportaciones voluntarias o repartos de fondos organizativos propios.

Las vacantes en cargos electos que se produzcan durante el mandato deberán ser cubiertos por elecciones parciales, para el resto de periodo de mandato y siempre que este resto no sea inferior a seis meses.

En sucesivos post seguirán nuevos puntos de la Propuesta Política Radical Demócrata hasta tratar todos los elementos fundamentales que la componen. Es esta una invitación al debate, dirigida a todos los que están hartos y frustrados con lo que hoy se nos ofrece en la panoplia ideológica, desde unos partidos políticos escleróticos en sus reflejos intelectuales, viciados en su funcionamiento, desconectados de la realidad y sordos al clamor popular.


POR UNA PROPUESTA RADICAL DEMOCRÁTA: 1.- SIN IGUALDAD SOCIAL NO HAY LIBERTAD PLENA

(publicada inicialmente el 4 de diciembre de 2012)

Este primer post por una propuesta política nueva, que salve las carencias existentes en el panorama español, es el inicio de un empeño en promover la reflexión y el debate necesarios para articular un discurso que contenga la alternativa programática a aplicar, para remontar la crisis económica actual. Pero no solo se trata de articular una propuesta teórica con posibilidades reales de ser llevada a la práctica, se quiere responder a la necesidad de los ciudadanos de volver a tener ilusión, personal y colectiva, por el esfuerzo de rehacer lo deshecho, corregir los errores, valorar objetivos que merezcan la pena y el sacrificio y sentir que el futuro nos pertenece y que podemos ser protagonistas soberanos de nuestro devenir como seres libres.

Aunque la situación en España es, por inmediato, lo que precisa de la atención más urgente, la Propuesta Política Radical Demócrata tiene que ser, en sí misma, “proyectable” sobre el conjunto de la Unión Europea. La realidad innegable de una Europa desestructurada, sin coherencia política en lo que pretende ser el funcionamiento integral de sus instituciones, sin relaciones internacionales unitarias, cohesionadas y firmes y carente del objetivo esencial de llevar a sus ciudadanos a un sistema social de igualdad, solidaridad y bienestar, gravita como un peso muerto sobre todos e impide avanzar en pos de lo que nos une, antes al contrario, favorece la reaparición de los viejos males del nacionalismo, el totalitarismo y la dualidad socio-económica, todos ellos precursores de los estados insurreccionales y de la quiebra de la paz.

Pero al hablar de radicalidad democrática se quiere significar que no basta con los aspectos formales de escrutinio de la voluntad popular para creerse inmersos en un sistema real de libertades y que las características de ese modelo radical debe ser la mejor complementariedad de democracia directa, representativa, deliberativa, participativa y social con la observancia rigurosa de los derechos de libertad de reunión, de expresión y de organización.

Habrá pues que establecer casos, y niveles de la organización social y política, en los que la voluntad popular debe poder ser expresada sin intermediarios, en asamblea ciudadana o referéndums. El poder legislativo residenciado en parlamentos debe fundamentarse en la representatividad más justa para con el principio: un ciudadano un voto, en su consideración cuantitativa y cualitativa: mismo valor para los votos independientemente de la circunscripción y en la posibilidad real, de los votantes, de exigir responsabilidades a sus representantes por lo actuado. Los ciudadanos, individual o colectivamente, tienen que tener oportunidad de deliberar, opinar y proponer sobre las medidas que les afectan y formar parte de órganos específicos de intervención, en la toma de decisiones cuya aplicación y efectividad es inmediata en el tiempo y en el ámbito de actuación. Finalmente, la articulación de la sociedad civil en organizaciones legítimas tiene que tener inexcusablemente encaje, formando parte de organismos  que respondan a la mejor conciliación de los múltiples intereses colectivos, corporativos, económicos y sociales que coexisten en el “demos”.

La máxima referencia -“a modo constitucional”- de una Propuesta Política Radical Demócrata solo puede ser la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948, adoptada por la ONU en París y como elementos de aplicación práctica todos los contenidos de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus Protocolos que se vienen produciendo y que en su conjunto configuran la Carta Internacional de Derechos Humanos.

Pero para que todo no quede en meras declaraciones grandilocuentes y/o en simples enumeraciones de teóricos derechos, sin aplicación práctica real, la política radical demócrata debe fundamentarse en una acción tendente a:

- que todos los ciudadanos desde la cuna dispongan de las mismas oportunidades en materia de educación, sanidad, vivienda y alimentación y el conjunto social garantice la no exclusión, de nadie, de estos servicios sociales.

- que todos los ciudadanos puedan atender a sus necesidades básicas mediante la obtención de rentas con el esfuerzo de su trabajo, ejercido libremente y en condiciones dignas.

- que cuando no es posible el ejercicio del trabajo, en parte o en su totalidad, se garantice la atención social para cubrir esas necesidades básicas sin exigencias contrarias a la dignidad y libertad del individuo.

Estas premisas pretenden contrarrestar la dinámica, que todo el ciclo humano conocido ilustra, de la confrontación por motivos de propiedad, de riqueza, de poder y posesión en suma y que solo la relativización de la “privacidad de la propiedad”, el reparto de la riqueza disponible para atenuar desigualdades y la “normalización” de las relaciones que operan sobre intereses concretos para objetivar estas y evitar supremacías insuperables, permiten periodos de paz y desarrollo en todos los órdenes.

Se puede afirmar que al igual que: “la energía no se crea, ni se destruye, se transforma”, tampoco se crea o se destruye la riqueza, “se reparte o se acumula”. Y con la riqueza va unido indisolublemente el poder y el acaparamiento de riqueza, ergo: acaparamiento de poder, es contradictorio con el principio de que el poder reside en el pueblo, en los ciudadanos y que el ejercicio de este poder colectivo y compartido es lo que confiere su verdadero sentido a la democracia y permite a los seres humanos sentirse libres.

En sucesivos post se irán detallando nuevos puntos de la Propuesta Política Radical Demócrata hasta tratar todos los elementos fundamentales que la componen. Es esta una invitación al debate, dirigida a todos los que están hartos y frustrados con lo que hoy se nos ofrece en la panoplia ideológica, desde unos partidos políticos escleróticos en sus reflejos intelectuales, viciados en su funcionamiento, desconectados de la realidad y sordos al clamor popular.

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