viernes, 5 de noviembre de 2010

APUNTES PARA UNA POLÍTICA SOCIO-LABORAL Y SINDICAL DEL SIGLO XXI [1ª PARTE]

La formación por los trabajadores asalariados de organizaciones específicas, destinadas a la consecución y defensa de mejores condiciones de trabajo, -en su forma de ejecutarlo o en las contrapartidas a obtener a cambio del mismo-, así como a influir en las decisiones políticas de los gobernantes sobre materias que les son de sensible aplicación, en especial en lo referente a legislación laboral, políticas económicas y los servicios públicos sociales, esto es: la creación, desarrollo y promoción de sindicatos obreros, es un derecho singular que destaca de otros derechos similares de asociación, como pueden ser asociaciones de vecinos, de consumidores, de padres de alumnos, de juventud, etc.

La libertad de expresión, la libertad de reunión y la libertad de asociación(1), son los pilares fundamentales que permiten la practica de la democracia en la pluralidad y amparan todas las posibilidades asociativas que respondan a intereses colectivos legítimos diferenciados y sirven para vertebrar la participación y la influencia de los ciudadanos en la administración pública, dentro de los términos legales que lo regulen.

APUNTES PARA UNA POLÍTICA SOCIO-LABORAL Y SINDICAL DEL SIGLO XXI [2ª PARTE]

Si la concertación social es clave en democracia para hallar las respuestas y afrontar los cambios, que la coyuntura socio-económica precisa, no lo es menos para poder llevar a cabo las transformaciones estructurales que aseguren la mejor adaptación a unas relaciones mundiales globalizadas, donde la división del trabajo entre economías desarrolladas, países emergentes y tercer mundo sufre rapidísimas variaciones y la interrelación entre todas las zonas del planeta hace imposible la decisión autónoma de los gobiernos y los modelos autárquicos. Por ello, en un modelo de regeneración democrática e impulso de la participación y mayor implicación de los ciudadanos en la política, habrá que promover al máximo el dialogo entre los agentes sociales, bien en las entidades en las que tienen presencia permanente (por ejemplo los Consejos Económicos y Sociales) como en relaciones directas entre estos y procurando la aportación de sus acuerdos y conclusiones a la labor ejecutiva (gobiernos) como a la legislativa (Parlamento y Asambleas Autonómicas), para su toma en consideración y enriquecimiento de las tareas que les son propias a estas instituciones. En la medida de lo necesario, la participación del/los gobierno/s en el proceso de dialogo y concertación, deberá hacerse con plenitud y buscando siempre el acercamiento y el éxito de las conversaciones, traduciéndose estas en acuerdos.

Pero la percepción que la ciudadanía tenga de esta política de concertación y dialogo social debe ser la de confiar en su eficacia y en que los interlocutores buscan realmente el bien común y la solución de problemas colectivos, por encima de sus conveniencias de grupo. Fundamentalmente este requisito se concreta en que las organizaciones sean ampliamente representativas de sus correspondientes estamentos sociales, democráticas en su funcionamiento, independientes en sus objetivos y autónomas en sus decisiones.

La representación de los empresarios debe atender, de forma claramente diferenciada, la distinción entre las grandes empresas nacionales o supranacionales y la pequeña y mediana empresa, así como su implantación territorial y la especialización de sus actividades dentro de los tres sectores tradicionales. No debiendo admitir la monopolización de hecho, de estos, en solo una, o muy pocas, organizaciones patronales. Así mismo es necesaria la incorporación de organizaciones de trabajadores autónomos y profesionales por cuenta propia, que deberán cumplir, obviamente, los requisitos antes enunciados.

Pero es la revisión del modelo sindical lo que se hace mas necesario y ello en base a tres motivos fundamentales. Uno es que el modelo actual es reflejo de una época y circunstancias determinadas: la transición. Otro es el segmento de población teóricamente representado: los asalariados con sus circunstancias familiares indisociables, lo que supone mas del 90% de la totalidad de la población del país. Y, por último, el hecho conocido de la escasa valoración de la labor sindical y que las organizaciones de trabajadores aparezcan en los puestos de menor, o peor, valoración, de la opinión pública, de forma sistemática.

El modelo sindical en España se mantiene inalterable desde la transición, sin que durante estos treinta años haya tenido modificaciones significativas ni se haya adaptado a los tiempos y los cambios que ello conlleva y, al referirnos al modelo, hablamos en esencia de la actividad dentro de la empresa, como se instrumenta, quién la ejerce, que la inspira y como vertebra la influencia de los trabajadores mas allá de su muros en el sector de competencia y actividad. Dicho modelo está muy marcado por la tradición de lucha política contra la dictadura y las practicas de la clandestinidad, así como del enfrentamiento entre dos formas distintas de entender la organización y la practica sindical, las de las Comisiones Obreras, CC.OO., versus las de la Unión General de Trabajadores, U.G.T. El decisivo apoyo del P.C. y por extensión de las CC.OO. a los Pactos de La Moncloa y al proceso de reformas de Adolfo Suarez, hicieron prevalecer una concepción “unitarista” de la labor sindical bajo la excusa de evitar el fraccionamiento de la clase trabajadora, que llevo incluso a la oportunidad de heredar toda la infraestructura de los sindicatos franquistas -”... con los ascensores en marcha...”- para una sola organización, aunque plural. La decidida oposición de la U.G.T que alcanzó un pacto con la representación empresarial, la C.E.O.E., y el respaldo incondicional del P.S.O.E. a este acuerdo, (Acuerdo Básico Interconfederal, ABI, 10-7-1979), forzaron finalmente un equilibrio de intereses, que se plasmó en la Ley 8/1980 de Estatuto de los Trabajadores, ET, donde se reconocía una doble figura para la representación y la acción sindical, los Comités de Empresa (Delegados de Personal en las de menos de 50 trabajadores) y las Secciones Sindicales en las empresas. Posteriormente, ya con el P.S.O.E. en el poder, se legisló la Ley Orgánica 8/1985 de Libertad Sindical, LOLS, que pretendía desarrollar la parte del modelo mas sensible para la U.G.T.

A pesar del tiempo transcurrido, esa doble figura para la acción sindical, Comités y Secciones sindicales, sigue siendo fuente de conflicto y desorientación y ha generado una práctica perversa consistente en tratar de controlar el órgano unitario (comité de empresa), o los representantes unitarios (delegados de personal), para “vender” a los trabajadores una determinada opción sindical, por contra, las opciones minoritarias se ven tentadas a tratar de hacer fracasar esa opción dominante, boicoteando la labor del comité y/o delegados. Son demasiadas las ocasiones en que los interlocutores empresariales asisten a la pugna entre secciones y comités por protagonizar la negociación, siendo exigidos, al tiempo, a tomar postura en algo que ciertamente no les compete, y temiendo el fracaso del dialogo y la imposibilidad de acuerdo. Esta doble figura es uno de los elementos necesarios de reforma y clarificación, lo que supone también cambios en el sistema de elecciones sindicales, con el objetivo de simplificar la determinación de la representatividad sindical y hacer esta mas plural y abierta a la diversidad del mundo laboral.

Porque ese modelo sindical, además, establece una función universal de los sindicatos en cuanto al efecto de sus cometidos. Salvo por los servicios que directamente prestan a sus afiliados, lo que hacen es de aplicación al conjunto de los trabajadores concernidos, tanto si les gusta a estos como si no, y no hay distinción entre afiliados y no afiliados a la hora de ser afectados/beneficiados por lo conseguido, como por ejemplo ocurre con la negociación colectiva. Este servicio universalizado presenta diversas incongruencias a corregir: solo los afiliados contribuyen al sostenimiento y actividad sindical, pero no reciben un trato diferenciado; los no afiliados no aportan esfuerzo económico en contrapartida a lo que reciben; tampoco participan de la toma de decisiones orgánicas que finalmente se imponen a las decisiones de asambleas generales; la burocracia sindical ajena a la empresa es determinante en la controversia sobre las medidas que se adoptan en el ámbito de la misma; las secciones sindicales carentes de personalidad jurídica propia (por imposición de la LOLS), no pueden oponerse a sus Federaciones o Confederaciones Sindicales, ni tampoco constituirse en Sindicatos de Empresa libremente adheridos a organizaciones supra-empresariales; la capacidad legal de Comités de Empresa y Delegados de Personal para desvincularse o adherirse a acuerdos de las grandes Confederaciones se impide regularmente.

La situación actual, generada por lo anterior, es que solo dos organizaciones sindicales, CC.OO. Y U.G.T., determinan con su participación en los foros correspondientes, la totalidad de las decisiones que afectan al conjunto de los asalariados (en la Función Pública no se puede excluir la participación de CSI-CSIF), pero lo paradójico es que ambas, juntas, no llegan a afiliar al 20% de los trabajadores asalariados. Con tan escasa integración ¿Por qué monopolizan en la práctica el dialogo social y la concertación? ¿Como es que decenas de miles de otros sindicatos legalizados y registrados ante la autoridad laboral, no cuentan para nada? ¿Como se comprueba la aquiescencia del mas del 80% de trabajadores no afiliados a CC.OO. y U.G.T. a sus actuaciones? Lo cierto es que se da, en la práctica, un monopolio a dos de la acción sindical representativa sin que haya mecanismos efectivos para que los trabajadores se pronuncien sobre la misma y si es la afiliación, la muestra de conformidad, esta es indiscutiblemente baja. Una consecuencia agregada es la necesidad de financiación extra-cuotas de los sindicatos, su escasa afiliación no les cubre una actividad extendida al conjunto de los asalariados y justifica la existencia de subvenciones públicas de todo tipo y con mayor o menor grado de transparencia y equidad, lo que alimenta a su vez la sospecha de dependencia económica y pone en entredicho su independencia y autonomía, ya debilitadas por la marcada correlación política entre los cuadros medios y dirigentes sindicales con opciones políticas concretas.

Solucionar las carencias democráticas de unas organizaciones cerradas y jerarquizadas, estimular la participación y afiliación sindical, asegurar la autonomía y prevalencia de la organización de base frente a la super-estructura, simplificar las elecciones sindicales y ampliar el espectro social representado, dotar de mas pluralidad a la concertación y el dialogo social, dar garantías al afiliado individual dentro del sindicato, son los aspectos esenciales a tener en cuenta para un nuevo modelo de sindicalismo, mas acorde con el siglo XXI, las nuevas exigencias de una economía globalizada, las circunstancias socio-económicas-culturales de una clase asalariada muy lejana del proletariado del finales del siglo XIX, primeros del XX y del empeño de regeneración y profundización del sistema de libertades que constituye la democracia.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿ALFONSO GRILLO O PEPITO GUERRA? LA UGT COMO REHEN. ESTE SINDICALISMO HAY QUE CAMBIARLO

Pues si, ZP no asistió a Rodiezno este 2010, ocupado como estaba en cambiar rápidamente de principios para poder afirmar, impasible el ademan, que el no faltaba a esos/sus/variables principios al imponer la contra-reforma laboral. “Consumatun es” la agresión a los trabajadores con medidas que no solucionan nada, no satisfacen “a tirios ni a troyanos” y que han permitido ver un PSOE sin ningún apoyo parlamentario a su descabellada prepotencia.
 Pero como quien no quiere la cosa, la estrella del evento obrero ha resultado ser Alfonso Guerra. ¿Para expresar su disconformidad con la política del gobierno y apoyar la huelga general? ¡NO! El veterano “trilero” de la política acudió a proclamar “a voz en grito” que el problema es el PP, esa derechona de toda la vida que chupa la sangre de los currantes y a la que nunca, nunca, nunca... hay que votar, si se es un obrero de raza e izquierda como hay que ser.
 La manipulación no puede ser mas burda. El golpe lo descarga el PSOE pero eso no es nada con la paliza que están dispuestos a darnos los del PP. Y Méndez (pañuelito rojo al cuello) allí, al lado de Guerra Grillo (pañuelito rojo también), dejando hacer su labor de zapa (entonces... ¿hacemos una huelga que perjudica al PSOE y beneficia al PP?) y ofreciendo, otra vez más, la lastimosa imagen del ser el obrero de atrezzo del PSOE.
 La imagen es diáfana y muestra, en toda su crudeza, la falta de independencia y la supeditación de la UGT al PSOE. Si el descontento social no se puede parar y las propias bases sindicales reclaman una actuación contundente, pues se convoca una huelga general. Eso si, sin convicción, tarde y sin acompañarla del discurso mas duro y ejemplar, el que debería pedir la dimisión de Zapatero y declarar al PSOE como un partido mas, gestor de los intereses de los poderosos y que no debe recibir los votos de los trabajadores y sus familias. El discurso que si han hecho, a gritos, esos mas de quince mil representantes de trabajadores en Vista Alegre, pidiendo la dimisión de ZP y dejando en evidencia a los secretarios generales de ambas confederaciones, UGT y CCOO. Pero en Rodiezno han llevado a Guerra Grillo a convencernos, que mas vale lo malo conocido que atreverse a ser honestos e independientes y mostrar a los trabajadores que hay otras alternativas, que no pasan por el PSOE, ni por el PP, ni por los nacionalismos “alquilavotos”.
 La UGT no se entera que tener historia no supone actuar como si el tiempo no pasara y que ya no funciona “la familia socialista”, porque el Partido ya no es el que era, ni socialista, ni obrero. Las CC.OO. saben que el PC hace tiempo que dejó de ser una opción posible y una referencia ideológica real, pero no saben como desprenderse de su sindicalismo de “nuevo-cuño-movimiento-socio-económico-político-unicoantifranquista” (nunca lo ha sido) y que parezca que ya no son los mas izquierdistas. Y ambas centrales sindicales, infiltradas por militantes del PSOE que hacen su carrera al cargo controlándolas, burocratizadas y carentes de una verdadera democracia interna que permita el control de los afiliados, van camino de comprobar la falta de credibilidad que tienen entre los trabajadores y, de paso, causar un grave daño al movimiento obrero organizado.
 Los sondeos dicen que el 73% de los trabajadores no irán a la huelga el 29S, aunque una mayoría considera justos los motivos para convocarla. Los convocantes deberían saber leer esta actitud tan mayoritaria y escuchar, por una vez, a sus bases. Esos miles de trabajadores que en los tajos, fabricas, comercios y oficinas se esfuerzan en representar a sus compañeros a cambio de nada, lo dicen claro: ZAPATERO DIMISIÓN.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

ZP NUNCA DEBIÓ IR A RODIEZNO... NI SER INVITADO.

Este año Zapatero no acudirá al evento sindicalista que, todos los Setiembres, se celebra en la localidad minera de Rodiezno. El secretario general de la UGT lanzó los suficientes mensajes, como para para que ZP comprendiera que, convocada una huelga general para finales del mismo mes, debido a la contra-reforma laboral de su Gobierno, no sería congruente que hiciera acto de presencia, en el mitin de Rodiezno, como si nada. (No deja de resultar curioso que, dirigentes del SOMA-UGT, en las mismas fechas, declararan que ZP siempre seria bien recibido como cualquier afiliado a la UGT en su acto, pero las incoherencias entre esta organización de la minería “ugetista” y el conjunto del sindicato son ya históricas. Aunque esa... es otra historia).
La realidad manda. Las medidas adoptadas por el Gobierno del PSOE y aceptadas sin criticas por el partido demuestran que todas las promesas y compromisos de índole social y laboral que Zapatero ha empleado en su cortejo a Méndez eran palabras vacías y sin firmeza ante las presiones e intereses de los grandes grupos económicos, financieros y empresariales y, ya puestos a romper promesas, la contra-reforma seguirá y afectará a pensiones, prestaciones sanitarias, ayudas a la dependencia y mas políticas sociales. El PSOE, después de esta, no volverá a ser nunca mas un partido obrero (aunque lo reclamarán, seguro. ¿Acaso no se atreve a hacerlo el PP con la mayor desvergüenza? Pero José Luis Rodríguez Zapatero no debió asistir nunca a un acto sindical en Rodiezno, si lo que ese acto evidenciaba era la falta de independencia de un sindicalismo, que sigue sin saber cual es su papel en un país democrático del siglo XXI.
Para empezar, hoy no se puede seguir hablando de la “familia socialista”, refiriéndose a la acción común y coordinada de PSOE, UGT y JJSS que caracterizaron los momentos mas fuertes del movimiento obrero en España y el fin del anciano régimen, a caballo de los siglos XIX y XX. El fin, entonces, era LA REVOLUCIÓN y acabar con un sistema de explotación y caciquismo brutales. Hoy, de la supervivencia del ESTADO DEL BIENESTAR se trata y, paradojicamente, el pseudo-socialismo del tipo “tercera vía” es el mayor responsable del desmantelamiento de este, escudándose en una pretendida autoridad moral, de la que no se atreve a hacer uso la derecha.
Igualmente, la “tercerización” de la economía española, con un peso cada vez mayor de los servicios y la aplicación masiva de las nuevas tecnologías, ha cambiado sustancialmente la composición social de la clase obrera. Ya no predomina el trabajador hombre, mayor de cuarenta años, trabajador de la industria manufacturera y preferiblemente del metal. Las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes, la atomización de las grandes concentraciones de mano de obra, tanto geográfica como empresarialmente en contratas y subcontratas, el predominio de los servicios, la capacidad de ahorro o de endeudamiento de las familias, las necesidades complementarias o de ocio una vez cubiertas las fundamentales, etc... Todo esta realidad no puede ser afrontada con organizaciones sindicales que mantienen estructuras organizativas de hace mas de un siglo, con métodos de lucha basados en la fuerza del numero de obreros que se movilizan en un momento dado y con ataduras ideológicas falsas, que otros usan para convertirlas en correas de transmisión y dependencia. Bajo la amenaza de que “viene la derecha”, la etapa de Zapatero ha convertido las centrales sindicales UGT y CCOO en guardaespaldas de la gobernación socialista, a cambio de promesas y demagogia profusamente publicitadas y que no preveían -¿para que?- la posibilidad de una crisis económica y, ahora, rotas las promesas y reformado el PSOE en gestor del capitalismo financiero, los sindicatos burlados convocan una huelga general sin poder evitar parecer, a ojos de todo el país, como los novios despechados y faltos de credibilidad, seriedad y fuerza evidentes.
Durante seis años se renunció a ser críticos, exigentes, responsables para lograr los cambios estructurales e industriales necesarios para España, A forzar la adopción de una política fiscal mas justa y redistributiva. A conquistar avances mas fuertes y convergentes con las prestaciones sociales de la media europea. A superar los atrasos históricos en educación, en derechos de los consumidores, en separación iglesia-estado, en sanidad y dependencia reales en todo el estado y no solo en algunas autonomías. Durante seis años se ha compartido, pañuelito rojo al cuello, apariciones, mitines y convocatorias, como obreros de “atrezzo” del decorado propagandístico socialista. Y, aunque algunos lo nieguen, el control del PSOE tomando con sus fieles los puestos de responsabilidad de la UGT y en menor medida, pero importante, de CCOO, ha sido imparable desde el 14D histórico; para ello solo hay que repasar el pasado -muy reciente- sindical, de gran numero de concejales, diputados autonómicos y nacionales y muchos altos cargos de la administración socialista.
Supeditar los intereses de los trabajadores y los objetivos de sus organizaciones al triunfo de una determinada opción política, por muy afín que se considere, es un error político de gran calado pero, dejar de ser independiente y autónomo en el análisis y las decisiones, es convertirse en ineficaz y traicionar los derechos de los que se representa. Las grandes centrales sindicales en este país son, hoy, super-estructuras fuertemente jerarquizadas, controladas ideológicamente y representadas por muy pocos, que toman decisiones y establecen acuerdos en nombre de la totalidad de los trabajadores, guiándose por sus conveniencias y compromisos políticos La falta de democracia interna es escandalosa pese a la apariencia formal de su funcionamiento participativo y, allí donde reside la fuerza y el numero de los afiliados, en las empresas, las secciones sindicales, impedidas de obtener personalidad jurídica propia y decidir libremente su adhesión a las estructuras federales o confederales supra-empresariales, son simples viveros de cuotas que no cuentan a la hora de definir la linea del sindicato.
En 1977 se abolió la cuota sindical obligatoria de los “verticatos franquistas” y comenzó la transición laboral y social de los españoles, sin la que nunca se hubiera podido llevar a efecto la transición política y, en pocos años, de 1978 a 1984, se sentaron las bases del modelo sindical español (al menos, afortunadamente, ha evitado la fragmentación insolidaria e ineficaz de los nacionalismos políticos). Hace tiempo que este modelo precisa de una reforma y adaptación al siglo XXI, que logre su eficacia y encaje en los nuevos modelos económicos; en la conciliación de derechos de trabajadores y ciudadanos; que estimulen la participación e integración del mayor número de trabajadores; que garantice la democracia interna y los derechos desde la simple condición de afiliado y el control real de los representantes; que promueva la institucionalidad del sindicalismo y la co-responsabilidad en el progreso y el desarrollo de todos.
No faltan voces que claman, o anuncian, la desaparición de los sindicatos. Solo desde la mala fe o el desconocimiento absoluto de la historia, la economía y la política se puede defender tal cosa. Frente al poder del capital que siguen detentando las grandes corporaciones y oligopolios, multinacionales o no, y la tentación de cualquiera que se sienta el amo de su empresa, sea esta grande o pequeña, de someter a su capricho a aquellos que dependen del sueldo que les paga, la necesidad de organizarse en sindicatos es ineludible para sobrevivir. Promover las organizaciones sindicales a los nuevos tiempos también es obligación de quienes tengan la obligación de gobernar, pero lo cierto es que ni PSOE ni PP consideran, ni han considerado, necesario este empeño. Para unos sigue valiendo la política de la correa de transmisión y, para los otros, la vida seria mas fácil sin organizaciones fuertes y organizadas que son, en definitiva, la punta de lanza de la sociedad civil que ellos corrompen.

martes, 15 de junio de 2010

EL ETERNO PROBLEMA DE RTVE: NO CREER EN EL SERVICIO PÚBLICO SI NO HAY BENEFICIO PARTICULAR.

Si alguna vez creímos en la sinceridad de ZP sobre la reforma de la Radiotelevisión Pública del Estado, RTVE, la situación de la actualmente Corporación y el desarrollo de la gestión de la misma, desde el 1 de enero de 2007, unidas a la política en materia audiovisual de los gobiernos del PSOE, solo pueden suscitarnos un sentimiento de fraude y frustración, agravado por los muchos esfuerzos y sacrificios llevados a cabo para lograr otros objetivos, muy distintos de los obtenidos.
La aplicación de las conclusiones del “Comité de Sabios” para la reforma de RTVE han supuesto una burla al esfuerzo y buena fe de los que constituyeron dicho comité y un insulto a la inteligencia de todos los que confiamos en que se respetaría lo esencial del dictamen final. La realidad ha sido colocar a RTVE en una situación de marginalidad respecto de las privadas, erradicar el talento y la creatividad propias para convertirla en una ventanilla de contratación de empresas privadas y, tras el humo de este gran artificio, favorecer el nacimiento y desarrollo de un grupo mediático, afín a Zapatero (que no tanto al PSOE) y su facción, cuyo mascarón de proa es La Sexta. Hoy RTVE está en peores condiciones para poder evitar su desaparición, que es el deseo no oculto de las cadenas privadas (insaciables pese a la retirada de TVE del mercado publicitario) y posición expresa del Partido Popular, ahora con el pretexto de las medidas de austeridad que exige la crisis económica.
En 2006, mediante los Acuerdos de Los Peñascales y el ERE, se asumió la pérdida de 4.180 empleos públicos y la descapitalización del talento y la experiencia que suponían los profesionales afectados, en la confianza de dejar consolidada una empresa pública mas ágil, renovada y eficiente. Sería injusto afirmar que los que quedaron, y los que se incorporaron en el proceso de conversión de trabajo temporal en indefinido, no posean la capacidad creadora, productiva e innovadora que supliera lo perdido. Lo cierto es que, simplemente, no se cuenta con ellos y se compra o subcontrata la mayor parte de la producción, en especial el “prime time”. Es injustificable, desde cualquier enfoque empresarial, la adjudicación de contratos y su mantenimiento en el tiempo a empresas de producción, con vinculaciones de capital y personales con cadenas privadas de la competencia, por lo que supone de financiación a costa propia (y del presupuesto publico) de los mismos que pujan por derechos de emisión deportivos, cinematográficos, etc., esenciales para mantener los niveles de audiencia.
La gestión de Luis Fernández, primer presidente de la Corporación, ha sido la de inyectar dinero en los proveedores externos de contenidos, copar con nombramientos de personas ajenas a RTVE, incluso ajenas al medio audiovisual, el cuadro directivo y marginar y maltratar a los profesionales de la plantilla de personal fijo, Gracias a Fernández no hay, en RTVE, política de Relaciones Laborales, de Estimulo, Mérito y Productividad, de Carreras Profesionales. Ha dejado tras de si el conflicto larvado, el descontento, la parálisis del dialogo y negociación con los trabajadores, la desmotivación. Con el pretexto de la retirada de la publicidad a TVE, Luis Fernández vió la ocasión de abandonar tratando de mantener la dignidad. Lo cierto es que no quería que la caldera a presión le explotara en su cara y ya tenía asegurada una magnifica acogida, por un sector empresarial, al que había beneficiado generosamente desde su puesto de Presidente de la Corporación RTVE.
Es lamentable constatar el papel de los dos sindicatos mayoritarios CCOO y UGT en este estado de cosas. Por un lado, el nombramiento de los miembros que les corresponden en el Consejo de Administración, ha sido una prebenda a compromisos de cualquier tipo menos a la obligación de que los trabajadores de RTVE participaran de la gestión de su propio trabajo al servicio de la sociedad y las libertades y, desde luego, tampoco se aprecia que el papel, de dichos consejeros “obreros”, se caracteriza por la preocupación de ajustar la gestión de la Corporación a las exigencias de la democracia industrial, de la eficiencia productiva, de la administración transparente y honesta, todo ello en el plano interior y, en el plano exterior, por el mejor servicio público, orientado a dar satisfacción a las demandas de información, cultura y entretenimiento de la ciudadanía, con especial atención hacia los sectores mas desfavorecidos y necesitados de actuaciones efectivas de políticas de responsabilidad social, de un medio de comunicación público.
Pero el papel de las secciones sindicales de CCOO y UGT y de sus miembros en los Comités de empresa correspondientes, no ha sido mejor. Mediatizados por la super-estructura jerárquica de sus organizaciones, no se les ha permitido desarrollar una acción sindical autónoma y que pudiera discrepar de los compromisos confederales con el gobierno socialista (todo ese “buen rollito” que ha durado hasta la inminente reforma laboral y que escenificaban ZP y Cándido Méndez, cogiéndose de la mano en mítines obreros y con sendos pañuelitos rojos al cuello). Maniatados y amordazados por la jerarquía burocrática confederal, incapaces de elaborar, planificar y aplicar una estrategia sindical en beneficio de los trabajadores representados, han jugado a ganarse los favores de una Dirección de Recursos Humanos mercenaria, a competir en engañarse (y engañar a los trabajadores) con negociaciones secretas, sobre colocaciones de afiliados en oposiciones de dudosa objetividad y ninguna transparencia, obtención de favores sobre traslados, pluses y nombramientos menores y alguna que otra reivindicación de carácter regional o localista, para satisfacer clientelas concretas en momentos electorales concretos. No existe Convenio Colectivo de la Corporación RTVE (1-Enero-2007) y está prorrogado el del antiguo Ente Público. No hay actualización salarial de 2009 y 2010. La Dirección de RR.HH. practica constantemente la desregulación de las normas aún vigentes y los trabajadores asisten con rabia a la ocupación de sus tareas por subcontratas externas, y los intentos de otras fuerzas sindicales minoritarias, especialmente “Alternativa RTVE”, por cambiar esta situación, es sistemáticamente saboteada por los todavía “mayoritarios”.
La elección del segundo presidente para la Corporación RTVE en la personal de Alberto Oliart es una nueva decepción y confirma la falta de interés de los responsables políticos, de ZP y Rajoy, por el servicio público de comunicación audiovisual, salvo cuando de sus conveniencias publicitarias se trata y la deliberada ignorancia de los dictámenes del Tribunal de Cuentas o sentencias recientes como la del juzgado nº 32 de los de Barcelona, son injustificables y ya deberían haber hecho rodar la cabeza de Gaiteiro, como mínimo.
Que menos que esperar para una empresa pública del tamaño, presupuesto y proyección social de RTVE que designar al frente a alguien con conocimiento del medio, capacidad dirigente, ambición profesional, incluso política. Una persona que se levante por la mañana dispuesto a demostrar en un cargo como el de Presidente de RTVE que es capaz, inteligente, eficaz, el mejor, y que lo haga con dedicación, esfuerzo e ilusión. Un/a dirigente que sepa formar equipo, seleccionar a los mejores, separar el grano de la paja, fijar objetivos, corregir desviaciones, exigir responsabilidades, incentivar y motivar. Lo normal: alguien con ganas de triunfar y demostrarlo. Con todos los respetos para Oliart, nada de estos requisitos le caracterizan. Por edad y hoja de servicios está por encima de demostrar nada y ganas de esforzarse, se ve claramente, no tiene. Una inesperada dignidad cuando ya ningún cometido esperaba. Desempeñada como una distracción de jubilado. Aprovechada para “colocar” algún familiar o allegado. Rehén de ejecutivos como Gaiteiro, Bretos, y otros 180 de la misma calaña, que solo esperan cobrar el mayor tiempo posible de RTVE antes que alguien los cese y en tal aprovechamiento dejan pasar los años y manejan al presidente a su antojo. Esta esperpéntica Presidencia debería durar lo menos posible, por dignidad al menos, pero... ¿Quien se tomará en serio alguna vez la Radio y la Televisión Públicas, de todos y para todos?

martes, 1 de junio de 2010

DEUDAS Y BURROS

Parábola que explicará esta crisis de una forma sencilla, para que la gente de a pie entendamos sus causas.

- Un individuo se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran.
Buena parte de la población le vendió sus animales.
Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.
Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros.
- Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.

martes, 18 de mayo de 2010

LA INCOMPETENCIA DE ZAPATERO Y EL FRAUDE DEL PSOE HACEN QUE GOBERNAR SEA REPARTIR LA MISERIA.

Si hay algo que si se puede hacer “a toro pasado” es juzgar a los gobernantes, es más, estamos obligados a ello para ejercer nuestra soberanía popular y, tras conocer el ajuste económico con que nos va agredir el Gobierno, es obligado reflexionar sobre el punto en que estamos y como hemos llegado a ello.
Lo primero que me parece evidente deducir es que José Luis Rodríguez Zapatero no llega ni de lejos a la talla necesaria para seguir siendo el Presidente del Gobierno. Un político que no ha vislumbrado, en ningún momento, la crisis que se anunciaba, que no contaba con un equipo de colaboradores que la previese ( o tal vez no los escuchó), que olvidado de la prudencia y buscando cautivarnos el voto se prodigase en medidas populistas y demagógicas (que hoy se tornan estúpidas), como el cheque-bebe o la deducción de 400 euros en el IRPF. Un político que se ha paseado por mítines y foros diversos presumiendo de garantizar los derechos sociales a toda costa y erigiéndose en el último bastión del “obrerismo”, pero que confiaba en el ladrillo para no tener problemas de empleo. Un político que ha negado la crisis en lugar de tensionarse, que la minusvaloró cuando tenia que actuar con rapidez y que, ahora, cuando viene el batacazo consiguiente, quiere que lo sufran nuestras costillas, que lo suframos los de siempre. El análisis debería ser mas profundo y pormenorizado pero, con lo visto y pese a su simplicidad, es suficiente, ZP no sirve. Cuando “vienen duras” no da la medida y saber gobernar se demuestra cuando aparecen los problemas, no en situación de bonanza.
Pero si resulta que el líder no es tal líder, el partido que lo sustenta, que le debiera dar discurso, que comprometió un programa y unos objetivos, que, se supone, apunta a un modelo de sociedad determinado, un modelo socialdemócrata, ha resultado un fraude para su electorado, sus simpatizantes y sus propios afiliados. Su etapa de gobierno ha resultado ser una mezcla de “cuento de la lechera” y derroche de buenas intenciones que finalmente dependían de otros para materializarse, adornado todo con el énfasis en los derechos civiles, como botón de muestra de su progresía, postergando los derechos sociales que siguen siendo, en España, un aspecto demasiado alejado de la media de la UE para darse por satisfechos.
Seis años de ejecutoria del PSOE en los que no se ha transformado un ápice la estructura y las bases productivas de nuestra economía. Seis años cabalgando a lomos del crédito fácil, del boom de la construcción, del fácil acomodo de los inmigrantes. Seis años sin poner en cuestión la fiscalidad para instaurar una progresividad mas justa y unas reglas de juego mas ajustadas a una realidad cambiante en cualquier momento. Seis años de cesiones y compra de apoyos parlamentarios que han generado una deriva nacionalista descontrolada e insolidaria. Seis años de legislar para que otros bloqueasen los efectos, como la Ley de Dependencia, una muestra de como hacer para que algo no funcione pero poder culpar a los Gobiernos de las CC.AA., especialmente si son de la oposición. Seis años de dejarse llevar y solo preocuparse de la pugna partidista; el único objetivo: que no ganen los otros ahora, que el largo plazo no existe.
Convertido en un remedo del Partido Demócrata USA, repudiadas las veleidades izquierdistas, domesticados los grandes sindicatos UGT y CCOO, débil ante el Capital y la Iglesia, necesitado de las muletas nacionalistas, sin peso especifico en la UE, inactivo ante hechos tan graves como la persecución a Garzón y la prepotencia fascista que muestran lo podrido de la Justicia, quieren que los ciudadanos, simples trabajadores y nuestras familias ademas de los jubilados, asumamos la responsabilidad de sus fracasos. Para repartir la miseria no nos hacen falta ni el PSOE ni ZP.

jueves, 22 de abril de 2010

EL FRANQUISMO IMPUNE Y EL INSOPORTABLE OLOR A CORRUPCIÓN

Con un pié, o casi, en la tercera edad, somos muchos los españoles que hemos vivido una parte sustancial de nuestra existencia en el régimen franquista y que hemos sufrido en primera persona la imposición de una dictadura, cimentada con un baño de sangre y mantenida mediante el terror y la represión. Pensábamos que llegaría el día en que Franco y sus secuaces serian juzgados y condenados, tras resurgir de nuevo la democracia y ocupar el sitio que nos correspondería en una Europa unida y en libertad. No era afán de venganza sino la lógica actuación de la justicia para dejar marcada, en la historia, la verdad de la ignominia franquista y fascistas de toda laya que contribuyeron a ella, a la par que se restituían la dignidad y el respeto por tanto represaliado, cuyo único delito fue pensar diferente. Grande fue nuestra decepción cuando la transición se cerro con un “borrón y cuenta nueva” y “aquí no ha pasado nada”. Las victimas seguirían siendo victimas y los verdugos disfrutando del botín. Solo el afán de paz, de asegurar a nuestros hijos que no vivirían otro episodio cainita, de dar una oportunidad a una democracia joven y débil, nos ayudo a soportar el hosco dolor y la frustración.
Pero para los franquistas esta situación era una consecuencia lógica de su cruzada victoriosa. Los tiempos y la realidad internacional hacia inviable la continuidad del régimen franquista, tras la muerte del dictador, pero ellos no habían ganado una guerra para ser finalmente juzgados. Ni siquiera para perder el control de los resortes que garantizasen el disfrute de su situación de privilegio. Desde los intentos de golpe de estado al procesamiento de Garzón, pasando por el “váyase sr. González”, la imputación a ETA del 11M, el trabajo sucio de movilización callejera de la jerarquía eclesiástica y el sabotaje de las medidas contra la crisis económica, son muchas las medidas que la derecha española está articulando a través de esos vasos comunicantes que coordinan la ultraderecha confesa, con el PP, sus organizaciones “correa de transmisión” como la APM, pasando por la iglesia católica y el empresariado del pelotazo y la especulación.
Dar un escarmiento a Garzón, y con Garzón, es el objetivo común de todos los que vienen oponiéndose a la desaparición de los símbolos franquistas y del fascismo subyacente, los que niegan que personajes como Azaña, Machado, Miguel Hernández, Besteiro y otros muchos, anónimos, vean refrendado en acto judicial su condición de ciudadanos sin tacha de delito, falsamente acusados y condenados en su día, los que pretenden que aquellos que fueron enterrados en cunetas y descampados, tras ser separados violentamente de su familias, vuelvan a estas para hallar descanso en paz y poder congregar en torno a una lapida a los que aún les recuerden. Porque ese camino puede conducir a tener que dar cuentas del origen de oscuros patrimonios, de la sangre que propició carreras fulgurantes en el régimen fascista, de lo que papa o el abuelo hicieron tras la guerra incivil. Y, en cualquier caso, es negarles el derecho ¿divino? a ser los amos del cotarro, a decidir en función de sus intereses, a obtener beneficio inmediato de sus actos, al pillaje impune sin que nadie les pida cuentas de la corrupción y el saqueo de los bienes públicos. Con la cabeza de Garzón en la picota de la plaza mayor, ni Franco se removerá en su tumba, ni la corrupción pasará factura al PP y así , otra vez, ahora si, todos al suelo y que nadie se mueva.
Pero lo increíble de todo esto es la falta de respuesta de un gobierno que parece ignorar que la reciente, pasada y sangrienta historia de España, es la de el partido que lo sustenta y la de millones de demócratas que han sufrido, incluso muerto, por evitarla. La debilidad de Zapatero es tan evidente que no nos deja mas opción que la volver a unirnos y movilizarnos a los antifranquistas de siempre. La inacción de unos y el secuestro de instituciones clave nos obligan a ser los ciudadanos conscientes los que actuemos.

miércoles, 21 de abril de 2010

LA INTOLERANCIA ES EL VELO

El problema suscitado en un colegio público de Pozuelo, al pretender una alumna asistir a clase luciendo el “hiyab” islámico, debe debatirse precisamente desde la óptica de la labor educativa que tiene encomendada el colegio y la obligación, por tanto, de educar a esa joven, como a todos los demás.
Y la educación que se espera desde un sistema inspirado en los valores democráticos, y laico por añadidura, es precisamente la que permita erradicar cualquier comportamiento que suponga la discriminación basada en diferencias falsas, la falta de igualdad y la relativización de los derechos humanos fundamentales.
La imposición de signos externos, en el vestir o en el tocado y arreglo personal, a partir de las interpretaciones “doctrinales” de clérigos de cualquier confesión religiosa, se ha debido al interés manifiesto de separar a fieles de infieles, a propios de extraños, a sometidos de independientes. En muchos casos estas diferenciaciones se unían no solo a la creencia, también a la etnia, la tribu, la nación y, en demasiadas ocasiones, sirven para discriminar y marcar diferencias sociales (las castas), educativas y de genero, siendo en estas ultimas evidente el papel secundario y sometido de la mujer frente al varón.
Tendrá el sistema educativo y los centros que lo desarrollan y aplican que ser consecuentes con los valores que lo inspiran y que, se suponen, lograrán formar ciudadanos mas conscientes, responsables, capaces, libres, tolerantes y solidarios. Por ello no es aceptable que se permitan comportamientos que cuestionan abiertamente los objetivos de educación en igualdad y tiendan a resaltar los elementos diferenciales subjetivos.
Ese debe ser el mensaje educativo y el justificante de la norma y reglamento, que la intolerancia es el velo, ese signo externo que relega a la mujer a una condición secundaria, sometida al hombre y la señala como un oscuro objeto de incitación al pecado confesional. Detrás de una mujer con velo hay hombres que se lo imponen y eso es lo inadmisible desde el concepto de libertad.