miércoles, 18 de enero de 2012

MAMÁ, QUIERO SER POLÍTICO


No estoy de acuerdo con la decisión de UPyD de no designar representantes en los Consejos Escolares de Madrid. No estoy de acuerdo con la decisión de UPyD de no designar representantes en el Consejo de Administración de RTVM, ni en el Consejo Asesor de RTVE en Madrid. No estoy de acuerdo con la decisión de UPyD de renunciar a las posibilidades de asesoramiento y soporte a las que le daba derecho su representatividad en el Ayuntamiento de Madrid (por supuesto nada que ver con los coches oficiales). No estoy de acuerdo con la decisión de UPyD de renunciar a un tercio de los puestos de vocales vecinos de Madrid, ni a la renuncia unilateral de las contrapartidas económicas de estos puestos y, como no conozco toda la casuística, estoy en desacuerdo con todos los casos en que se aplica esa doctrina que demoniza la participación de los partidos políticos en las instituciones, en cargos menores, de libre designación y que se insertan en la maquinaria de gestión de la “cosa pública”. Creo que supone una dejación de funciones y una no asunción de la responsabilidad de trabajar para los conciudadanos, procurando la eficiencia, la honestidad y los resultados que reclamamos a los demás. Creo, también, que es un proceder contradictorio con un mensaje que reclama el compromiso activo y la implicación de los ciudadanos en la actividad política: “…si tu no lo haces otros lo harán sin ti”. No estoy de acuerdo con hacer una política de “frikis”, en busca del titular fácil, ni de generar un talibanismo político intolerante y creo que algo más de humildad y realismo no estaría de más en nuestra actividad cotidiana: “Los ciudadanos no quieren un partido impotente al que votan y luego no trabaja. Para suicidios políticos, véase la Vida de Brian (C. M. Gorriarán en Twitter 15/12/2011)”

Encendidas andan las redes sociales, Facebook, Twitter, Tuenti y demás, no paran de incorporar mensajes de ciudadanos indignados porque, un tal @Aristóteles, se ha permitido afirmar que: “El hombre es un animal político por naturaleza”. Tamaño insulto (no es por lo de animal) ha provocado una reacción inusitada. Nadie quiere ser calificado de forma tan denigrante. Incluso algunas organizaciones feministas radicales han dejado claro que se refiere específicamente al hombre y no a la mujer.

La broma puede parecer excesiva pero, lo cierto es que, el descredito y la impopularidad de los políticos, de los partidos políticos y de “lo político”, alcanza una proporción abrumadora y adopta la forma de corriente de opinión visceral, injustamente generalizadora y que no admite la ponderación y la objetividad en la oportuna crítica. Supongo que la situación de crisis y la angustia que genera, radicaliza necesariamente la opinión sobre quienes no son ajenos a la generación de esa misma crisis y, en cualquier caso, no han sabido atajarla a tiempo, ni parecen capaces de hallar soluciones que no consistan en el sacrificio de los más débiles.

Pero guste o no, la pólvora ya está inventada y no se puede cercenar de la naturaleza humana el componente político, ya que este es indisociable de lo que diferencia a la persona del resto del reino animal, el pensamiento analítico, decisorio y creativo, la razón. Y es esta naturaleza política lo que permite que el individualismo pensante y el libre albedrio se adapten a la convivencia en grupos familiares y sociales, buscando formulas de organización, jerarquización y cooperación y procedimientos de solución de los conflictos de intereses y discrepancias de actitudes, que mantengan la armonía, el progreso y el crecimiento grupal.

Desde esta mínima base conceptual, sobre que significa la política para la persona, nos situamos en un sistema de libertades llamado Democracia donde la soberanía reside en los ciudadanos, que deciden como organizan su convivencia, como la jerarquizan, como se establecen los intereses y objetivos generales, como sustancian sus conflictos y para lo que se dotan de una institución colectiva, el Partido Político, que constituyen y al que se unen en función de inspirarse en similares modelos sociales, valoración de intereses, definición de prioridades, escalas de valores, etc… elaborando opciones distintas de carácter teórico, intelectual y filosófico que se pretenden de aplicación práctica en la ordenación de la convivencia en sociedad. Es el Partido Político el instrumento para, logrado el respaldo de la mayoría social, aplicar la ideología transformando ideas en hechos, lo que además precisa de políticos, es decir, personas concretas que trabajen con esos procedimientos y alternativas, logren soluciones y resultados y rindan cuentas de su labor ante los ciudadanos.

Desde la democracia de la Grecia antigua, este sistema de libertades no ha dejado de evolucionar y perfeccionarse. Democráticos se consideraron, en su momento, sistemas que no admitían el voto de la mujer, que exigían determinado nivel de renta para poder ser elector, o un mínimo de educación reglada. Hoy estas limitaciones o discriminaciones no existen y otros requisitos menores (como la edad para poder ejercer el derecho al voto) se han flexibilizado para ampliar la base electoral y, con ello, la participación e implicación de los ciudadanos y dotar de una legitimidad y corresponsabilidad cada vez mayor al menos malo de los sistemas de gobierno conocidos.

La democracia moderna, influida de la experiencia de dos grandes guerras, los totalitarismos y la “guerra fría” y la revisión de valores éticos y morales propiciada por conflictos como el Mayo francés del 68 o la guerra de Vietnam, ha querido superar el mero modelo formal para llegar a esa mayor participación y corresponsabilidad personal.

Se ha estimulado la vertebración social y un mayor protagonismo de la llamada sociedad civil, a través del reconocimiento y la promoción del asociacionismo ciudadano en base a circunstancias coyunturales y especificas, como las asociaciones de vecinos, de padres de alumnos, de consumidores y usuarios, de aquejados por dolencias o incapacidades, de intereses culturales, etc., etc., etc…, constituyéndose instancias de debate y trabajo, insertas o aledañas a las mismas Instituciones (Ayuntamientos, Asambleas, Parlamentos, órganos gubernativos) donde estas pudieran concretar su aportación a la búsqueda y definición de soluciones (Consejo Escolar, Junta Municipal, Consejo de la Juventud, Consejo de Consumidores, etc…). Incluso cuando se reconoce un papel constitucional relevante, caso de sindicatos y patronales, el órgano resultante adquiere una personalidad más institucional, alejada del antiguo modelo de “grupo de presión”, como los Consejos Económicos y Sociales.

Pero el interés individual para ser un elemento activo en este entramado de asociaciones dependerá de esas circunstancias especificas, así interesa participar en el AMPA del colegio mientras se tienen hijos en edad escolar, en la asociación de vecinos en función de la localidad o barrio y según el grado de desarrollo/bienestar del mismo, a la de Jubilados según la edad y siempre dependiendo de la prioridad que cada cual atribuya al tipo de problema que se atienda en cada caso.

Pero la formula asociativa claramente institucional, el Partido Político, el que constituyen y agrupa ciudadanos en función de su ideología, mas perenne y menos coyuntural, mas estructural e identificadora del “propio yo” y del "yo solidario", también quiere actuar en esos niveles, junto con las asociaciones de intereses, para aportar su filosofía sobre el modelo de sociedad resultante y para dar más oportunidades de activismo político real y practico a sus bases de afiliados y donde se forjen y destaquen los cuadros y responsables políticos del futuro, arropados por la experiencia de militantes fogueados en el contacto con la realidad cotidiana.

Pero también para hacer llegar esa realidad cotidiana y cambiante a los líderes partidarios, a los que han resultado elegidos para actuar en las instancias más altas, niveles decisorios que, por fuerza, resultan más alejados de “la calle”.

Es de esta forma que el activismo político se practica en un amplio abanico de posibilidades, con mayor o menor dedicación y continuidad, con mayor o menor grado de profesionalización y/o de especialización, con mayor o menor exigencia de idoneidad de las cualidades personales del activista, con mayor o menor compensación pecuniaria de su labor, todo ello en función de la complejidad, requisitos y responsabilidad que caractericen el puesto o cargo a desempeñar.

Será responsabilidad del partido designar, seleccionar, orientar hacia/para cada puesto concreto a las personas más idóneas, más responsables, más honestas, más constantes. Será responsabilidad del partido decidir el grado de consolidación y eficiencia de la tarea o supeditarla al albur del voluntarismo y la improvisación. Será responsabilidad del partido la coordinación de esfuerzos, la fijación de objetivos, el diseño de estrategias de actuación y dar soporte y formación a sus representantes. Será responsabilidad del partido la evaluación de resultados y comportamientos, la revocación y renovación de representantes, la vigilancia del cumplimiento de códigos de conducta, la coherencia con los programas y objetivos generales y con los compromisos electorales. Será responsabilidad del partido la globalidad de una actuación que le identifica y caracteriza frente a la sociedad en la que actúa y del grado de integración y de acierto que ese proceder tenga respecto de los problemas reales de la comunidad.

El viejo modelo de partido que se limita en su actuación a un número cierto de líderes en las instituciones y que solo moviliza a sus miembros, como maquinaria electoral, en momentos puntuales, está condenado a la desaparición por desconexión con la realidad circundante y desmotivación de sus bases militantes. Pero además, un Partido Político no puede ir contra su propia razón de ser y desprestigiar y debilitar su papel institucional so pretexto de una degeneración de valores generalizada. No puede renunciar a su responsabilidad pedagógica y al propio ejemplo para formar y orientar a sus conciudadanos, eligiendo navegar en el populismo, la demagogia y el análisis más superficial y excluyente. El integrismo también se da en política y suele crear la paradoja de que una institución, del sistema, actúe con comportamientos de antisistema y testimonialismo estéril.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

POR FIN ALGUIEN QUE SABE DE POLÍTICA EN ESTE PARTIDO.PORQUE YO ME SIENTO DECEPCIONADA Y LO PEOR ES QUE SIENTO COMO HABER ENGAÑADO A OTROS, AL ANIMARLOS A UNIRSE, POR CREER QUE ESTE PARTIDO DE VERDAD SERÍA DISTINTO

Ignacio A. J dijo...

bastante clarito, hasta para el que no esté muy puesto en política...

david dijo...

Sra. Rosa Diez.... este hombre es el mejor fichaje que tiene. Espero que no lo desaproveche porque a mi ya me tiene un poco cansado. Si continúa haciendolo tan mal, especialmente en el Ayuntamiento de Madrid le pediré que me devuelva el voto mucho antes de los 4 años.

Anónimo dijo...

Por eso Paco, y por mucho más, yo me di de baja en el partido en Agosto. Y como nos llegamos a conocer, supondrás el "mucho más".

Nacho ex del G.Comunicación