lunes, 26 de marzo de 2012

25M. EL PÉNDULO ACORTA EL CICLO


“Los resultados de Unión Progreso y Democracia (UPyD) significan en este contexto y pese a lo modestos que puedan parecer, la irrupción de una opción real, de una alternativa posible, de una fuerza dinámica, ilusionante, cohesionadora, vinculada estrechamente con la base ciudadana, caracterizada por la profesionalidad, dedicación y capacidades personales de sus miembros y activistas, totalmente alejados de los perfiles habituales de políticos profesionalizados ajenos a los problemas y exigencias de la vida real de las familias y las personas.” (23 MAYO 2011 – EMERGE UNA ESPERANZA DEMOCRÁTICA PARA ESPAÑA)

El párrafo anterior es de este mismo blog. Lo escribí al día siguiente de las elecciones municipales y autonómicas y quería que, sobre el análisis de los resultados, se apreciara la oportunidad que se abría para una nueva opción política, una posibilidad de corregir el bipartidismo de facto que atenaza a este país y los ciudadanos aprovechasen la oportunidad, para librarse de limitaciones, que el futuro les brindaba.

El 14 de marzo de 2004, los errores políticos de Aznar, básicamente la gestión de la crisis del Prestige y la entrada en la guerra de Irak, empujaron el péndulo hacia la izquierda iniciando un nuevo ciclo político. Este, de igual duración que el anterior, dos mandatos, cambió con un empujón hacia la derecha el 20 de noviembre de 2011 y también es achacable a la incapacidad para gestionar una crisis, solo que esta, la económico-financiera, es de consecuencias y duración mucho más graves y profundas.

Pero no han transcurrido los 100 días de gracia del nuevo gobierno y las elecciones, en Andalucía y Asturias, muestran un claro acortamiento de la amplitud, de la oscilación, del péndulo político. El enorme empuje experimentado por el PP, con los correspondientes efectos devastadores para el PSOE, se ha frenado de forma indudable y ni siquiera la inercia residual ha resultado suficiente, para confirmar unos objetivos que se daban por conseguidos con seguridad y holgura.

Los electores han comprobado, en tan corto lapso de tiempo, que el PP no solo tenía un programa oculto de pesadilla, de recorte del estado de bienestar, de ajustes gravosos para los más necesitados, de retroceso en los fundamentos democráticos, también ha hecho todo lo contrario de lo poco explicito que comprometió en su campaña electoral y se ha volcado en dar satisfacción a las castas del dinero y los poderes fácticos, poniendo su gobierno a las ordenes de los nuevos amos-empresarios y los curas trabucaires. Para no perderse nada, la sumisión a la política económica ultraliberal de Merkel, evidencia el complejo de Rajoy y su incapacidad para lidiar con una Europa burócrata y teledirigida desde Berlín.

El mantra falaz de que la más eficiente gestión de la derecha, pese a algunos sacrificios, resolvería los problemas que se le enquistaron a la izquierda, ha quedado en evidencia y la reforma laboral radical y extrema del capitalismo mas depredador, se ha visto como una prueba, de la intención de hacer recaer sobre las clases trabajadoras y los que aguantan como   clases medias, todo el sacrificio de un plan de salida de la crisis “darwiniano”, en el que los más débiles quedarán abandonados a su suerte. La casi certeza de lo duro e injusto de unos presupuestos “tapados” hasta después del 25M, ha provocado que muchísimos de los votos, que el PP cosechó el 20N, hayan optado por la abstención en estas elecciones.

El PSOE también sufre un fuerte correctivo. Su audiencia electoral sigue bajando. En Andalucía tenían que pagar la sinvergonzonería de los ERE y la alícuota parte del déficit ZP. En Asturias, solo la división de la familia de derechas, eternamente dividida por gestionar fondos europeos aún cuantiosos y el deseo de fulano de buscar una huida para que no le alcance el “Gurtel”, le da la minoría mayoritaria de un electorado mas fragmentado. En las dos comunidades, el PSOE comprueba que en sus antiguos caladeros se abstienen… o se van a IU los electores más consecuentes con posiciones de izquierda. Y es indudable que con Chacón todo hubiera ido peor, menos credibilidad y esperanza en una re-orientación socialdemócrata y la irritación sorda que en los ciudadanos, del resto de España, causó la permisividad frívola e irresponsable de ZP con los nacionalismos.

Es Izquierda Unida quien se beneficia de la desafección para con el PSOE. Pese a que la coalición sigue siendo un “puzzle” de “ismos” de izquierdas o “progres”, los electores la perciben como un contrapeso a la derechización y mas batalladores, honestos y comprometidos que los demás. Tiene IU el hándicap de no ser considerada una alternativa real de gobierno pero si creíble, de confianza, más abiertos a la participación ciudadana y receptivos a los movimientos sociales y a la juventud, con los que logra conectar, como con el 15M. Están ahí, se puede depositar el voto en IU que lo usará bien hasta que el PSOE vuelva a merecerlo, es lo que piensan muchos electores a los que no les gusta desperdiciar, con la abstención, un gesto que costó mucho esfuerzo recobrar y con ello… la democracia.

Y esa gran bolsa de la abstención, esa “mayoría silenciosa” de antes, esos votantes que el 20N se desplazaron sin dudarlo del PSOE al PP y ahora no aparecen por ningún lado, ¿Por qué no han votado UPyD? ¿Cómo es que la irrupción del partido magenta en Madrid, Valencia y el Congreso de los Diputados, que parecía una tendencia persistente e “in crescendo”, se desinfla con estos resultados, pese a lo que pueda parecer el nuevo escaño en Asturias?

Con un futuro a corto y medio plazo tan negro, como el que se perfila, los ciudadanos quieren compromisos claros y concretos y eso lo definen tanto el programa electoral como el espacio ideológico que se trata de ocupar. En esta situación, algunos enunciados, por grandilocuentes y complejos, se perciben como testimoniales y poco realistas y desconectados de propuestas más “a ras de suelo” y aplicables al problema cotidiano, inmediato. Y el transversalismo no indica a los ciudadanos con quien se establece el compromiso, que clases o estamentos sociales pueden esperar que sean sus prioridades las que figuren también como las más urgentes de un partido.

Los duros recortes puestos en marcha por el PP, el conservadurismo de iniciativas legales retrogradas anunciadas, el desprecio por medidas de progresismo fiscal y lucha contra el fraude y la reaccionaria reforma laboral, no han merecido por parte de UPyD la toma de posturas contundentes, mas allá de actitudes academicistas y el rechazo explicito a la movilización social, con críticas a las organizaciones de trabajadores y a la convocatoria de una huelga general le hace situarse en tierra de nadie.

La indefinición ideológica, que se quiere enmascarar con el llamado transversalismo, tampoco resiste las exigencias del momento y, pese a todo, las propuestas de UPyD, especialmente en materia económica y social, se reconocen fácilmente en el marco liberal, lo que no ayuda a diferenciarse del PP nítidamente. Pero lo peor no es que ya, el PP, incluya esa oferta política, es que siempre que se ha intentado promocionar un partido liberal “puro”, ha resultado un fracaso estrepitoso en este país (Garrigues, Roca, Punset y hasta el oportunista de Mario Conde).

Finalmente, una estrategia de comunicación poco acertada ha permitido a la extrema derecha, en especial la llamada “caverna mediática”, apropiarse de banderas propias y específicas de UPyD, como es el caso de la actitud ante ETA o los nacionalismos secesionistas, haciendo creer que existe una plena identidad en el análisis y objetivos, sin matices. Esa misma derecha extrema no ha vacilado en manipular, determinadas iniciativas de UPyD, para presionar al propio PP, en un intento de moverlo hacia posiciones más radicales.

Y todo ello no deja de ser observado, valorado y calificado por un electorado que cuando no responde a posiciones ideológicas precisas, si sabe, al menos, que quiere y que busca que le merezca la pena depositar su confianza, eligiendo a quién votar. Por eso muchos, en esta ocasión, han optado por abstenerse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto parcialmente el análisis y apuntaría otra causa más del insuficiente crecimiento de UPyD y su consecuente escaso peso político: La incapacidad del partido para generar o atraer líderes que resulten atractivos al gran público. Después de más de cuatro años UPyD y a pesar de tener unos quince representantes en distintos parlamentos y muchos concejales, éstos tienen de un perfil tan bajo que, para la mayor parte de la gente UPyD sigue siendo... Rosa Díez y eso para un sector muy grande del electorado no es suficiente. Es posible que antes pudiera achacarse al ninguneo de los medios de comunicación, pero ese argumento ahora ya no vale.
Rosa, que nadie niega que sea una lider con evidente carisma, no deja de ser una política profesional con muchas carencias en su formación y ciertos bandazos en su biografía que muchos electores interpretan como un oportunismo que no inspira confianza.