En “Última Roma”, algunos, pretenden
recuperar el imperio romano de occidente y, seguramente también, la
reunificación con el aún superviviente en Bizancio. La “Renovatio Imperii” es el sueño y el afán, y la existencia de una
provincia tardo romana: Cantabria, la base territorial que sustenta esas
pretensiones. El expansionismo interno de los visigodos que atacan y someten a
los diversos pueblos peninsulares: vándalos, suevos, hispanos, cántabros,
vascones, astures, araucones, bárdulos, sappi, galaicos, britones, puede ser el
elemento que obligue a estos a unirse y aglutinarse, con el común denominador
de invocar la protección de la Roma de oriente y dar comienzo al resurgimiento
del añorado orden romano.
Un personaje
muy especial, arquetipo de los grandes intrigantes de la historia europea: Flavio Basilisco, tejerá su red de espías,
influencias, pactos y conspiraciones para llevar a cabo el propósito de la “Renovatio Imperii”. Como una fuerza de
la naturaleza, Basilisco promoverá hechos
y desencadenará acontecimientos usando a cuantos se hallan a su alrededor, incorporándolos
por entusiasmo, aliándolos por intereses, allegándolos por afán de
supervivencia o, simplemente, manipulando su percepción de la realidad. Junto
con este “gran muñidor” otros personajes constituyen el elenco protagonista: Abundancio, el senador cántabro que quiere
ser “el hombre” de Roma en Hispania; Mayorio,
el militar y estratega que quiere emular los grandes hechos de armas de las
legiones romanas y consagrarse para la posteridad junto con su caballería
pesada, los victores flavii; Claudia, la britona que pertenece a la mítica
saga de las Ghaobelas, mujeres guerreras, y que quiere encontrar al jinete que
se aparece en sus sueños y unir su destino al suyo; Cala Bigur, el caudillo de los vascones que quiere poner en jaque
el expansionismo visigodo; Maelogan,
el bardo venido de la isla brumosa que fuera hogar de los britones y que
conservará el recuerdo de gestas y batallas, componiendo una larga canción para
rememorar, al calor de las hogueras, la épica historia de Claudia, guardiana de las mascaras mágicas, y de sus compañeros los
britones instalados en la Gallaecia. El personaje real de esta historia, el rey
Leovigildo, incorporado a la ficción
representa el brutal encuentro entre esta y la realidad. Leovigildo es el nuevo orden, inapelable y ambicioso, el que
consagra el final de la era romana y la consolidación de una nueva, sin marcha atrás
aunque quiera conservar elementos sustanciales de “la romanidad”. Este rey -real-
encaja a la perfección en la trama cohesionando todos los elementos narrativos.
León Arsenal ha escrito una novela histórica muy madura y equilibrado
perfectamente los elementos documentales con los imaginarios para que la
combinación de información cierta con ficción resulte dinámica, con buen ritmo
narrativo y no apabulle al lector, sin desmerecer en rigor y capacidad
divulgativa historiográfica. Con buena técnica narrativa nos hace “sentir” en muchas
escenas las sensaciones que experimentan los personajes, como cuando a la
orilla del mar Cantábrico sentimos en el rostro la frialdad de la brisa o las
salpicaduras de la espuma que provocan las olas. Es de destacar la forma en que
narra la batalla fundamental de esta historia. Como permite al lector imaginar
con nitidez el despliegue, los movimientos y las tácticas de los contendientes,
asistir a la carga de la caballería pesada y que, pese al imprevisto que
transforma radicalmente el resultado, no perder detalle de cada momento del
desenlace.
A las virtudes
clásicas de una obra literaria, “Última
Roma” incorpora una extraordinaria novedad tecnológica sin precedentes en
la novelística y apenas experimentada en el ensayo o la publicación científica.
Se trata de la incorporación de los códigos “QR” que añaden al texto escrito una fuente de
contenidos presentados en formato multimedia: sonido, imagen gráfica y vídeo
que se comunican instantáneamente al lector aprovechando las Nuevas Tecnologías de la Información
(TIC): Internet y las llamadas Redes
Sociales (RRSS) reconocibles ópticamente por los dispositivos de
comunicación dotados de objetivos digitales, como las cámaras que se instalan
en los teléfonos móviles Smartphones,
Tabletas y ordenadores portátiles.
En las páginas de “Última Roma”
se han insertado unos sesenta códigos QR.
Estos códigos dan acceso a material externo, ajeno, y por tanto a la Red. Entradas
de la Wiki pedía, mapas, diagramas,
documentos sonoros, paneles de imágenes, ensayos on-line o vídeos -en Youtube
o producidos ex profeso para esta obra-, vinculan de forma directa la novela a
la información contenida en estos soportes. La tradicional “nota al pie de
página”, o “a fin de obra”, adquiere una potencia desconocida al incorporar, al
final de cada capítulo, un código QR
que accede a información aclaratoria y/o ampliatoria de la trama narrada, su
contexto histórico, la cronología, las condiciones sociales, culturales y económicas,
costumbres, efemérides, etc., rompiendo las limitaciones de la obra impresa y
otorgando al lector la posibilidad de ampliar, a voluntad, su interés por los
conocimientos conexos con la narración.
Veinte de los códigos QR
llevan a entradas de la Wiki pedía
sobre personajes históricos, tribus, circunstancias históricas, etc. Y para
ello se ha usado QRpedia, que es una tecnología que reconoce el idioma en el que
está configurado el móvil y redirige a la Wiki
pedía en ese idioma, siempre que la entrada exista en ella. Otros códigos llevan
a ensayos sobre temas específicos, colgados por especialistas online. Es decir,
funcionan como los enlaces de las webs, conduciendo a material ajeno que se
considera de interés. También hay un código
QR que lleva a la Vida de San Millán, que es un libro
medieval, sobre la vida de un personaje que aparece en la novela. Esta obra
está en la web del Instituto Cervantes.
Su inserción es también un experimento: situar un libro entero accesible a
partir de otro libro.
Otros códigos QR llevan a paneles
de imágenes situados en Pinterest. A
una Revista de Prensa situada en Scoop.it,
y que irá recogiendo reseñas, comentarios, críticas que aparezcan tras la
publicación. Y a vídeos: veinte en total. Comentarios de especialistas
(escritores, guionistas, editores) y el propio autor. A eso hay que sumar una
introducción a cargo del director que ha supervisado la realización y
postproducción de los vídeos. Un código QR en contraportada da acceso a la
lectura del primer capítulo. Posibilita esta lectura sin romper el plástico ni
manosear el ejemplar. Y otro código QR
se encuentra en la solapa. Da acceso al perfil del autor, haciendo posible
incluso contactar con él por email. Esto permite la mayor interacción entre
lectores y escritor.
Y como mejor ejemplo, que menos que invitarte a probar estos códigos QR, capturando este:
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