miércoles, 21 de abril de 2010

LA INTOLERANCIA ES EL VELO

El problema suscitado en un colegio público de Pozuelo, al pretender una alumna asistir a clase luciendo el “hiyab” islámico, debe debatirse precisamente desde la óptica de la labor educativa que tiene encomendada el colegio y la obligación, por tanto, de educar a esa joven, como a todos los demás.
Y la educación que se espera desde un sistema inspirado en los valores democráticos, y laico por añadidura, es precisamente la que permita erradicar cualquier comportamiento que suponga la discriminación basada en diferencias falsas, la falta de igualdad y la relativización de los derechos humanos fundamentales.
La imposición de signos externos, en el vestir o en el tocado y arreglo personal, a partir de las interpretaciones “doctrinales” de clérigos de cualquier confesión religiosa, se ha debido al interés manifiesto de separar a fieles de infieles, a propios de extraños, a sometidos de independientes. En muchos casos estas diferenciaciones se unían no solo a la creencia, también a la etnia, la tribu, la nación y, en demasiadas ocasiones, sirven para discriminar y marcar diferencias sociales (las castas), educativas y de genero, siendo en estas ultimas evidente el papel secundario y sometido de la mujer frente al varón.
Tendrá el sistema educativo y los centros que lo desarrollan y aplican que ser consecuentes con los valores que lo inspiran y que, se suponen, lograrán formar ciudadanos mas conscientes, responsables, capaces, libres, tolerantes y solidarios. Por ello no es aceptable que se permitan comportamientos que cuestionan abiertamente los objetivos de educación en igualdad y tiendan a resaltar los elementos diferenciales subjetivos.
Ese debe ser el mensaje educativo y el justificante de la norma y reglamento, que la intolerancia es el velo, ese signo externo que relega a la mujer a una condición secundaria, sometida al hombre y la señala como un oscuro objeto de incitación al pecado confesional. Detrás de una mujer con velo hay hombres que se lo imponen y eso es lo inadmisible desde el concepto de libertad.

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