Por supuesto no tendré la
osadía/desvergüenza de atribuirme originalidad alguna y, para muchos, esta
historia es vieja y conocida pero, por aquello de las nuevas generaciones y
refrescar conocimientos, me parece oportuno y hasta divertido volver a recordar
lo que tiene muchas trazas de ser una constante, en el desempeño de la ardua
tarea de gobernar.
Cuentan las crónicas que en
el momento de producirse el traspaso de poderes de un Presidente a otro, en una
de las primeras alternancias de poder de nuestra transición, el prócer
saliente, aprovechando un aparte, le musitó al nuevo inquilino monclovita:
- En
la caja fuerte del despacho presidencial te dejo algunos informes sensibles
para el Estado y, junto con los mismos, hallarás tres sobres numerados, 1, 2 y
3. En estos encontraras un consejo en cada uno para tres momentos cruciales, en
los que percibas descontento ciudadano y fuerte ambiente crítico con tu
gestión. Ábrelos por orden y ten por seguro que serán de utilidad.
No tardo mucho el nuevo Presidente
en decidirse a abrir el primer sobre. La bisoñez en el cargo, la falta de
experiencia en dirigir un equipo de “primas donnas”, ciertas incoherencias
entre lo prometido y lo que se iba ejecutando, la “caña” que la prensa y
oposición “daban” con esos errores, casi ineludibles, de los primeros pasos;
que se acababan los tradicionales 100 días de gracia y, ¿por qué no
reconocerlo? cierta curiosidad con lo contenido, hicieron imperativo rasgar el
número 1 y leer el consejo escrito, escueto, en una cuartilla blanca, sin
membrete.
-
“HECHA LA CULPA DE TODO A LOS PROBLEMAS
HEREDADOS DE MI GOBIERNO”