Tengo un amigo que cuenta,
de forma genial, (Fernando no se limita a contarlos, los interpreta) uno de
esos chistes negros y macabros tan propios de nuestra idiosincrasia y que dice:
“Levanta el médico al bebe recién parido,
para darle los azotes que le hagan llorar y respirar, cuando se le va de las
manos, cae al suelo y se rompe la cabecita en el impacto, formándose un charco
de sangre en el que queda cual muñeco roto. Todos los presentes en el paritorio
se quedan inmóviles, horrorizados, sin saber cómo reaccionar. Entonces el
doctor exclama: Hay que joderse con estos niños que nacen muertos, lo
escurridizos que son también.”
No lo he podido evitar. El
chiste me ha venido a la memoria al leer la noticia de ese adolescente marroquí,
A.A., que según ha asegurado el subdelegado del Gobierno de Guadalajara, ha
quedado tetrapléjico "tras autolesionarse en la Comisaría de Guadalajara
para provocar su hospitalización y evitar así su extradición a Marruecos, pues
se encontraba de forma irregular en España".
En declaraciones a Europa
Press, el subdelegado ha explicado que el joven fue detenido por la policía el
pasado 1 de marzo, tenía orden de detención desde mayo de 2011, tal y como los
agentes pudieron comprobar en la Comisaría al ponerse en contacto con el Centro
de Internamiento de Extranjeros (CIES), que es el que se encarga de repatriar a
todas estas personas a través de las plazas de avión de las que dispongan.
"Ese mismo día, después de conocer su situación
legal, se procedió a trasladar al detenido al calabozo y en ese momento echó a
correr impactando contra la pared para provocar su hospitalización y evitar así
su extradición a Marruecos", ha indicado el representante del Gobierno
central en Guadalajara.