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martes, 13 de marzo de 2012

LA REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA COMO ESPEJISMO.

¿Cada persona un voto? Sí, pero… ¿para qué? La respuesta a la pregunta es la que puede dar contenido y valor al principio o limitar todo a una figura estética sin ningún efecto real sobre los problemas de la sociedad y menos aún proporcionar soluciones. En mi post anterior afirmaba: “…la democracia como hecho formal es insuficiente, necesita del equilibrio social y económico para ser realmente el sistema en el que todas las personas son iguales y consideran satisfechas las expectativas de obtener una adecuada solución a las situaciones de desigualdad, desamparo u objetivamente injustas.” Por lo que la pregunta vuelve a ser la misma: ¿Democracia? sí, pero… ¿para qué?

Es que si todo se reduce a contar el contenido de las urnas, para saber qué partido consigue el poder de gobernar, como mejor le parezca, hasta las siguientes elecciones en las que el pueblo ratificará su gestión o lo sustituirá por otro con el mismo omnímodo poder, no cabe hablar de democracia mejor ni peor, ni perfecta o imperfecta, ni impecable o degenerada. Vota, observa y calla hasta la próxima vez que se coloquen las urnas.

Ahora bien, si pensamos que el sistema de libertades que da valor a la democracia es la vara de medir la calidad de la misma y que la libertad no deja de ser una entelequia sin igualdad efectiva, es cuando podemos calificar el estado de la democracia y señalar las deficiencias a corregir. Si creemos que los derechos de los ciudadanos amparados por la misma constitución, quedan vulnerados cuando no son los mismos por mor del territorio donde habitan, de la religión que profesan, de la lengua que hablan, del color de su piel, del sexo, no podemos olvidar las diferencias de cuna, de clase social, de fortuna, de oportunidades…

miércoles, 22 de junio de 2011

LA REFORMA LABORAL 2: TABLAS AMAÑADAS

Se acaba de producir la votación de la propuesta del Gobierno que reforma, una vez más, la legislación laboral, con recorte de derechos de los trabajadores, disminución de costes de despido, más fácil además, para los empresarios, aumento de las potestades discrecionales de estos y reforzamiento del monopolio sindical que detentan UGT y CCOO en un a modo de compensación postrera.

Con este acto, el gobierno desahuciado del PSOE insiste en seguir haciendo el trabajo sucio que el capitalismo le demanda, dejando tras de sí la tierra quemada que prueba su absoluta incapacidad de decidir autónomamente de sus servidumbres, las políticas con los nacionalismos de siempre y las fácticas con los grandes grupos económicos y financieros.

La partida acaba en tablas, según pretende hacernos creer el gobierno, pero es evidente que todo se ha amañado para llegar a este resultado, con la vana pretensión de que la resultante sea una victoria política de aplicaciones varias: para ZP, sacar pecho ante Europa-Merkel y seguir presumiendo de que logra cumplir sus compromisos; para el PSOE y el candidato Rubalcaba, ganar tiempo, procurando “no pisar demasiados callos” y seguir esperando un milagro de cara a las próximas elecciones.

sábado, 4 de junio de 2011

LOS EMPRESARIOS A LO SUYO O ¿QUIEN GOBIERNA AHORA?

Finalmente, los empresarios de la CEOE, han boicoteado la concertación social como ya hicieran hace un año. Pese a los cambios en la cúpula directiva, especialmente al cambio de presidente, la línea dura del empresariado español, esa que no duda ni por un momento que su papel está en el “carajillo party”, la CEIM, plegada a los intereses políticos y la apuesta de futuro de Esperanza Aguirre, ha logrado el fracaso de unos acuerdos que, por si acaso resultaran útiles para superar la crisis, piensan que beneficiaban al Gobierno del PSOE. La posición de estos empresarios no se disimula de ninguna manera, cuanto peor para la situación económica, el empleo y el consumo, mejor para la oposición política, el Partido Popular, que, en su opinión, debe llegar al poder con tanta mayoría que pueda apisonar, sin resistencia, los últimos vestigios del estado de bienestar y la democracia industrial.

El empresariado español representado por la CEOE (el que no se sienta representado no cuenta) se ha quitado la careta para jugar a fondo en el tablero político, aprovechándose sin pudor de la crisis financiera y económica para provocar que cualquier resurgimiento tenga dos efectos: la eliminación a largo plazo de cualquier opción política de izquierdas que pueda importunar a su partido en el poder, el PP, y el desmantelamiento del movimiento sindical que hace de contrapeso a sus deseos de discrecionalidad absoluta y autoritarismo sin límites en las empresas. En sus cálculos, estos objetivos se hacen más asequibles si amplias capas de la población sufren, hasta sus últimas consecuencias, los efectos de la crisis, el desempleo, las bajadas de salarios, la pérdida de poder adquisitivo, la presión de las deudas crediticias, especialmente las hipotecas, sin posibilidad de acceder o renegociar nuevos créditos, la merma de servicios públicos esenciales y su privatización, etc. Este proceso de “darwinismo social” en el que los más débiles serán sacrificados, procurarán que quede asignado en la memoria colectiva a la izquierda política y sindical y, cualquier recuperación que se produzca, siempre bien controlada por sus intereses inmediatos, atribuirla a los nuevos gestores para mayor y duradera gloria del Partido Popular.

domingo, 5 de diciembre de 2010

DES-CONTROLA COMO PUEDAS

Se acaba de abrir el espacio aéreo español, gracias a que el Gobierno ha puesto firmes, previa militarización, a los poco mas de cuatrocientos empleados públicos, que ejercen de controladores del trafico aéreo sobre nuestros cielos y limítrofes (no he oído ni un solo comentario, en los medios de comunicación, sobre los efectos del sabotaje, al trafico aéreo, en nuestro vecino Portugal) medida esta, que es la primera vez que se adopta en 32 años de democracia, que responde a la acción injustificable por la que, un pequeño grupo de profesionales, ha puesto en el filo del abismo a todo un país y creado daños económicos y personales a cientos de miles de particulares y de empresas, en los peores momentos de crisis de nuestra historia reciente.

Saltándose todas las normas legales de índole laboral y cualquier mínimo de prudencia y responsabilidad, los controladores aéreos abandonaron sus puestos de trabajo, como respuesta automática a la decisión del Consejo de Ministros de regular, por Decreto, el computo de sus horas efectivas de trabajo, para evitar que estas se pudieran considerar agotadas antes de terminar el año 2010. Los efectos inmediatos, en viernes, inicio de un puente de cinco días y principio de la época navideña, han sido devastadores y alcanzado niveles de catástrofe no solo nacional, al afectar a todos los vuelos, con destino u origen España, desde cualquier lugar del mundo. Ahora, las previsiones son que los controladores aéreos, de forma individual y personal, y su sindicato USCA, de forma corporativa, tendrán que responder de sus actos con consecuencias gravísimas, ya que además de las responsabilidades del ámbito laboral, les serán aplicadas las derivadas de lo previsto en el Código Civil respecto de daños a terceros que, en el mejor de los casos, alcanzarán reclamaciones económicas considerables y que podrían ver acumuladas sanciones penales.

viernes, 5 de noviembre de 2010

APUNTES PARA UNA POLÍTICA SOCIO-LABORAL Y SINDICAL DEL SIGLO XXI [1ª PARTE]

La formación por los trabajadores asalariados de organizaciones específicas, destinadas a la consecución y defensa de mejores condiciones de trabajo, -en su forma de ejecutarlo o en las contrapartidas a obtener a cambio del mismo-, así como a influir en las decisiones políticas de los gobernantes sobre materias que les son de sensible aplicación, en especial en lo referente a legislación laboral, políticas económicas y los servicios públicos sociales, esto es: la creación, desarrollo y promoción de sindicatos obreros, es un derecho singular que destaca de otros derechos similares de asociación, como pueden ser asociaciones de vecinos, de consumidores, de padres de alumnos, de juventud, etc.

La libertad de expresión, la libertad de reunión y la libertad de asociación(1), son los pilares fundamentales que permiten la practica de la democracia en la pluralidad y amparan todas las posibilidades asociativas que respondan a intereses colectivos legítimos diferenciados y sirven para vertebrar la participación y la influencia de los ciudadanos en la administración pública, dentro de los términos legales que lo regulen.

APUNTES PARA UNA POLÍTICA SOCIO-LABORAL Y SINDICAL DEL SIGLO XXI [2ª PARTE]

Si la concertación social es clave en democracia para hallar las respuestas y afrontar los cambios, que la coyuntura socio-económica precisa, no lo es menos para poder llevar a cabo las transformaciones estructurales que aseguren la mejor adaptación a unas relaciones mundiales globalizadas, donde la división del trabajo entre economías desarrolladas, países emergentes y tercer mundo sufre rapidísimas variaciones y la interrelación entre todas las zonas del planeta hace imposible la decisión autónoma de los gobiernos y los modelos autárquicos. Por ello, en un modelo de regeneración democrática e impulso de la participación y mayor implicación de los ciudadanos en la política, habrá que promover al máximo el dialogo entre los agentes sociales, bien en las entidades en las que tienen presencia permanente (por ejemplo los Consejos Económicos y Sociales) como en relaciones directas entre estos y procurando la aportación de sus acuerdos y conclusiones a la labor ejecutiva (gobiernos) como a la legislativa (Parlamento y Asambleas Autonómicas), para su toma en consideración y enriquecimiento de las tareas que les son propias a estas instituciones. En la medida de lo necesario, la participación del/los gobierno/s en el proceso de dialogo y concertación, deberá hacerse con plenitud y buscando siempre el acercamiento y el éxito de las conversaciones, traduciéndose estas en acuerdos.

Pero la percepción que la ciudadanía tenga de esta política de concertación y dialogo social debe ser la de confiar en su eficacia y en que los interlocutores buscan realmente el bien común y la solución de problemas colectivos, por encima de sus conveniencias de grupo. Fundamentalmente este requisito se concreta en que las organizaciones sean ampliamente representativas de sus correspondientes estamentos sociales, democráticas en su funcionamiento, independientes en sus objetivos y autónomas en sus decisiones.

La representación de los empresarios debe atender, de forma claramente diferenciada, la distinción entre las grandes empresas nacionales o supranacionales y la pequeña y mediana empresa, así como su implantación territorial y la especialización de sus actividades dentro de los tres sectores tradicionales. No debiendo admitir la monopolización de hecho, de estos, en solo una, o muy pocas, organizaciones patronales. Así mismo es necesaria la incorporación de organizaciones de trabajadores autónomos y profesionales por cuenta propia, que deberán cumplir, obviamente, los requisitos antes enunciados.

Pero es la revisión del modelo sindical lo que se hace mas necesario y ello en base a tres motivos fundamentales. Uno es que el modelo actual es reflejo de una época y circunstancias determinadas: la transición. Otro es el segmento de población teóricamente representado: los asalariados con sus circunstancias familiares indisociables, lo que supone mas del 90% de la totalidad de la población del país. Y, por último, el hecho conocido de la escasa valoración de la labor sindical y que las organizaciones de trabajadores aparezcan en los puestos de menor, o peor, valoración, de la opinión pública, de forma sistemática.

El modelo sindical en España se mantiene inalterable desde la transición, sin que durante estos treinta años haya tenido modificaciones significativas ni se haya adaptado a los tiempos y los cambios que ello conlleva y, al referirnos al modelo, hablamos en esencia de la actividad dentro de la empresa, como se instrumenta, quién la ejerce, que la inspira y como vertebra la influencia de los trabajadores mas allá de su muros en el sector de competencia y actividad. Dicho modelo está muy marcado por la tradición de lucha política contra la dictadura y las practicas de la clandestinidad, así como del enfrentamiento entre dos formas distintas de entender la organización y la practica sindical, las de las Comisiones Obreras, CC.OO., versus las de la Unión General de Trabajadores, U.G.T. El decisivo apoyo del P.C. y por extensión de las CC.OO. a los Pactos de La Moncloa y al proceso de reformas de Adolfo Suarez, hicieron prevalecer una concepción “unitarista” de la labor sindical bajo la excusa de evitar el fraccionamiento de la clase trabajadora, que llevo incluso a la oportunidad de heredar toda la infraestructura de los sindicatos franquistas -”... con los ascensores en marcha...”- para una sola organización, aunque plural. La decidida oposición de la U.G.T que alcanzó un pacto con la representación empresarial, la C.E.O.E., y el respaldo incondicional del P.S.O.E. a este acuerdo, (Acuerdo Básico Interconfederal, ABI, 10-7-1979), forzaron finalmente un equilibrio de intereses, que se plasmó en la Ley 8/1980 de Estatuto de los Trabajadores, ET, donde se reconocía una doble figura para la representación y la acción sindical, los Comités de Empresa (Delegados de Personal en las de menos de 50 trabajadores) y las Secciones Sindicales en las empresas. Posteriormente, ya con el P.S.O.E. en el poder, se legisló la Ley Orgánica 8/1985 de Libertad Sindical, LOLS, que pretendía desarrollar la parte del modelo mas sensible para la U.G.T.

A pesar del tiempo transcurrido, esa doble figura para la acción sindical, Comités y Secciones sindicales, sigue siendo fuente de conflicto y desorientación y ha generado una práctica perversa consistente en tratar de controlar el órgano unitario (comité de empresa), o los representantes unitarios (delegados de personal), para “vender” a los trabajadores una determinada opción sindical, por contra, las opciones minoritarias se ven tentadas a tratar de hacer fracasar esa opción dominante, boicoteando la labor del comité y/o delegados. Son demasiadas las ocasiones en que los interlocutores empresariales asisten a la pugna entre secciones y comités por protagonizar la negociación, siendo exigidos, al tiempo, a tomar postura en algo que ciertamente no les compete, y temiendo el fracaso del dialogo y la imposibilidad de acuerdo. Esta doble figura es uno de los elementos necesarios de reforma y clarificación, lo que supone también cambios en el sistema de elecciones sindicales, con el objetivo de simplificar la determinación de la representatividad sindical y hacer esta mas plural y abierta a la diversidad del mundo laboral.

Porque ese modelo sindical, además, establece una función universal de los sindicatos en cuanto al efecto de sus cometidos. Salvo por los servicios que directamente prestan a sus afiliados, lo que hacen es de aplicación al conjunto de los trabajadores concernidos, tanto si les gusta a estos como si no, y no hay distinción entre afiliados y no afiliados a la hora de ser afectados/beneficiados por lo conseguido, como por ejemplo ocurre con la negociación colectiva. Este servicio universalizado presenta diversas incongruencias a corregir: solo los afiliados contribuyen al sostenimiento y actividad sindical, pero no reciben un trato diferenciado; los no afiliados no aportan esfuerzo económico en contrapartida a lo que reciben; tampoco participan de la toma de decisiones orgánicas que finalmente se imponen a las decisiones de asambleas generales; la burocracia sindical ajena a la empresa es determinante en la controversia sobre las medidas que se adoptan en el ámbito de la misma; las secciones sindicales carentes de personalidad jurídica propia (por imposición de la LOLS), no pueden oponerse a sus Federaciones o Confederaciones Sindicales, ni tampoco constituirse en Sindicatos de Empresa libremente adheridos a organizaciones supra-empresariales; la capacidad legal de Comités de Empresa y Delegados de Personal para desvincularse o adherirse a acuerdos de las grandes Confederaciones se impide regularmente.

La situación actual, generada por lo anterior, es que solo dos organizaciones sindicales, CC.OO. Y U.G.T., determinan con su participación en los foros correspondientes, la totalidad de las decisiones que afectan al conjunto de los asalariados (en la Función Pública no se puede excluir la participación de CSI-CSIF), pero lo paradójico es que ambas, juntas, no llegan a afiliar al 20% de los trabajadores asalariados. Con tan escasa integración ¿Por qué monopolizan en la práctica el dialogo social y la concertación? ¿Como es que decenas de miles de otros sindicatos legalizados y registrados ante la autoridad laboral, no cuentan para nada? ¿Como se comprueba la aquiescencia del mas del 80% de trabajadores no afiliados a CC.OO. y U.G.T. a sus actuaciones? Lo cierto es que se da, en la práctica, un monopolio a dos de la acción sindical representativa sin que haya mecanismos efectivos para que los trabajadores se pronuncien sobre la misma y si es la afiliación, la muestra de conformidad, esta es indiscutiblemente baja. Una consecuencia agregada es la necesidad de financiación extra-cuotas de los sindicatos, su escasa afiliación no les cubre una actividad extendida al conjunto de los asalariados y justifica la existencia de subvenciones públicas de todo tipo y con mayor o menor grado de transparencia y equidad, lo que alimenta a su vez la sospecha de dependencia económica y pone en entredicho su independencia y autonomía, ya debilitadas por la marcada correlación política entre los cuadros medios y dirigentes sindicales con opciones políticas concretas.

Solucionar las carencias democráticas de unas organizaciones cerradas y jerarquizadas, estimular la participación y afiliación sindical, asegurar la autonomía y prevalencia de la organización de base frente a la super-estructura, simplificar las elecciones sindicales y ampliar el espectro social representado, dotar de mas pluralidad a la concertación y el dialogo social, dar garantías al afiliado individual dentro del sindicato, son los aspectos esenciales a tener en cuenta para un nuevo modelo de sindicalismo, mas acorde con el siglo XXI, las nuevas exigencias de una economía globalizada, las circunstancias socio-económicas-culturales de una clase asalariada muy lejana del proletariado del finales del siglo XIX, primeros del XX y del empeño de regeneración y profundización del sistema de libertades que constituye la democracia.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿ALFONSO GRILLO O PEPITO GUERRA? LA UGT COMO REHEN. ESTE SINDICALISMO HAY QUE CAMBIARLO

Pues si, ZP no asistió a Rodiezno este 2010, ocupado como estaba en cambiar rápidamente de principios para poder afirmar, impasible el ademan, que el no faltaba a esos/sus/variables principios al imponer la contra-reforma laboral. “Consumatun es” la agresión a los trabajadores con medidas que no solucionan nada, no satisfacen “a tirios ni a troyanos” y que han permitido ver un PSOE sin ningún apoyo parlamentario a su descabellada prepotencia.
 Pero como quien no quiere la cosa, la estrella del evento obrero ha resultado ser Alfonso Guerra. ¿Para expresar su disconformidad con la política del gobierno y apoyar la huelga general? ¡NO! El veterano “trilero” de la política acudió a proclamar “a voz en grito” que el problema es el PP, esa derechona de toda la vida que chupa la sangre de los currantes y a la que nunca, nunca, nunca... hay que votar, si se es un obrero de raza e izquierda como hay que ser.
 La manipulación no puede ser mas burda. El golpe lo descarga el PSOE pero eso no es nada con la paliza que están dispuestos a darnos los del PP. Y Méndez (pañuelito rojo al cuello) allí, al lado de Guerra Grillo (pañuelito rojo también), dejando hacer su labor de zapa (entonces... ¿hacemos una huelga que perjudica al PSOE y beneficia al PP?) y ofreciendo, otra vez más, la lastimosa imagen del ser el obrero de atrezzo del PSOE.
 La imagen es diáfana y muestra, en toda su crudeza, la falta de independencia y la supeditación de la UGT al PSOE. Si el descontento social no se puede parar y las propias bases sindicales reclaman una actuación contundente, pues se convoca una huelga general. Eso si, sin convicción, tarde y sin acompañarla del discurso mas duro y ejemplar, el que debería pedir la dimisión de Zapatero y declarar al PSOE como un partido mas, gestor de los intereses de los poderosos y que no debe recibir los votos de los trabajadores y sus familias. El discurso que si han hecho, a gritos, esos mas de quince mil representantes de trabajadores en Vista Alegre, pidiendo la dimisión de ZP y dejando en evidencia a los secretarios generales de ambas confederaciones, UGT y CCOO. Pero en Rodiezno han llevado a Guerra Grillo a convencernos, que mas vale lo malo conocido que atreverse a ser honestos e independientes y mostrar a los trabajadores que hay otras alternativas, que no pasan por el PSOE, ni por el PP, ni por los nacionalismos “alquilavotos”.
 La UGT no se entera que tener historia no supone actuar como si el tiempo no pasara y que ya no funciona “la familia socialista”, porque el Partido ya no es el que era, ni socialista, ni obrero. Las CC.OO. saben que el PC hace tiempo que dejó de ser una opción posible y una referencia ideológica real, pero no saben como desprenderse de su sindicalismo de “nuevo-cuño-movimiento-socio-económico-político-unicoantifranquista” (nunca lo ha sido) y que parezca que ya no son los mas izquierdistas. Y ambas centrales sindicales, infiltradas por militantes del PSOE que hacen su carrera al cargo controlándolas, burocratizadas y carentes de una verdadera democracia interna que permita el control de los afiliados, van camino de comprobar la falta de credibilidad que tienen entre los trabajadores y, de paso, causar un grave daño al movimiento obrero organizado.
 Los sondeos dicen que el 73% de los trabajadores no irán a la huelga el 29S, aunque una mayoría considera justos los motivos para convocarla. Los convocantes deberían saber leer esta actitud tan mayoritaria y escuchar, por una vez, a sus bases. Esos miles de trabajadores que en los tajos, fabricas, comercios y oficinas se esfuerzan en representar a sus compañeros a cambio de nada, lo dicen claro: ZAPATERO DIMISIÓN.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

ZP NUNCA DEBIÓ IR A RODIEZNO... NI SER INVITADO.

Este año Zapatero no acudirá al evento sindicalista que, todos los Setiembres, se celebra en la localidad minera de Rodiezno. El secretario general de la UGT lanzó los suficientes mensajes, como para para que ZP comprendiera que, convocada una huelga general para finales del mismo mes, debido a la contra-reforma laboral de su Gobierno, no sería congruente que hiciera acto de presencia, en el mitin de Rodiezno, como si nada. (No deja de resultar curioso que, dirigentes del SOMA-UGT, en las mismas fechas, declararan que ZP siempre seria bien recibido como cualquier afiliado a la UGT en su acto, pero las incoherencias entre esta organización de la minería “ugetista” y el conjunto del sindicato son ya históricas. Aunque esa... es otra historia).
La realidad manda. Las medidas adoptadas por el Gobierno del PSOE y aceptadas sin criticas por el partido demuestran que todas las promesas y compromisos de índole social y laboral que Zapatero ha empleado en su cortejo a Méndez eran palabras vacías y sin firmeza ante las presiones e intereses de los grandes grupos económicos, financieros y empresariales y, ya puestos a romper promesas, la contra-reforma seguirá y afectará a pensiones, prestaciones sanitarias, ayudas a la dependencia y mas políticas sociales. El PSOE, después de esta, no volverá a ser nunca mas un partido obrero (aunque lo reclamarán, seguro. ¿Acaso no se atreve a hacerlo el PP con la mayor desvergüenza? Pero José Luis Rodríguez Zapatero no debió asistir nunca a un acto sindical en Rodiezno, si lo que ese acto evidenciaba era la falta de independencia de un sindicalismo, que sigue sin saber cual es su papel en un país democrático del siglo XXI.
Para empezar, hoy no se puede seguir hablando de la “familia socialista”, refiriéndose a la acción común y coordinada de PSOE, UGT y JJSS que caracterizaron los momentos mas fuertes del movimiento obrero en España y el fin del anciano régimen, a caballo de los siglos XIX y XX. El fin, entonces, era LA REVOLUCIÓN y acabar con un sistema de explotación y caciquismo brutales. Hoy, de la supervivencia del ESTADO DEL BIENESTAR se trata y, paradojicamente, el pseudo-socialismo del tipo “tercera vía” es el mayor responsable del desmantelamiento de este, escudándose en una pretendida autoridad moral, de la que no se atreve a hacer uso la derecha.
Igualmente, la “tercerización” de la economía española, con un peso cada vez mayor de los servicios y la aplicación masiva de las nuevas tecnologías, ha cambiado sustancialmente la composición social de la clase obrera. Ya no predomina el trabajador hombre, mayor de cuarenta años, trabajador de la industria manufacturera y preferiblemente del metal. Las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes, la atomización de las grandes concentraciones de mano de obra, tanto geográfica como empresarialmente en contratas y subcontratas, el predominio de los servicios, la capacidad de ahorro o de endeudamiento de las familias, las necesidades complementarias o de ocio una vez cubiertas las fundamentales, etc... Todo esta realidad no puede ser afrontada con organizaciones sindicales que mantienen estructuras organizativas de hace mas de un siglo, con métodos de lucha basados en la fuerza del numero de obreros que se movilizan en un momento dado y con ataduras ideológicas falsas, que otros usan para convertirlas en correas de transmisión y dependencia. Bajo la amenaza de que “viene la derecha”, la etapa de Zapatero ha convertido las centrales sindicales UGT y CCOO en guardaespaldas de la gobernación socialista, a cambio de promesas y demagogia profusamente publicitadas y que no preveían -¿para que?- la posibilidad de una crisis económica y, ahora, rotas las promesas y reformado el PSOE en gestor del capitalismo financiero, los sindicatos burlados convocan una huelga general sin poder evitar parecer, a ojos de todo el país, como los novios despechados y faltos de credibilidad, seriedad y fuerza evidentes.
Durante seis años se renunció a ser críticos, exigentes, responsables para lograr los cambios estructurales e industriales necesarios para España, A forzar la adopción de una política fiscal mas justa y redistributiva. A conquistar avances mas fuertes y convergentes con las prestaciones sociales de la media europea. A superar los atrasos históricos en educación, en derechos de los consumidores, en separación iglesia-estado, en sanidad y dependencia reales en todo el estado y no solo en algunas autonomías. Durante seis años se ha compartido, pañuelito rojo al cuello, apariciones, mitines y convocatorias, como obreros de “atrezzo” del decorado propagandístico socialista. Y, aunque algunos lo nieguen, el control del PSOE tomando con sus fieles los puestos de responsabilidad de la UGT y en menor medida, pero importante, de CCOO, ha sido imparable desde el 14D histórico; para ello solo hay que repasar el pasado -muy reciente- sindical, de gran numero de concejales, diputados autonómicos y nacionales y muchos altos cargos de la administración socialista.
Supeditar los intereses de los trabajadores y los objetivos de sus organizaciones al triunfo de una determinada opción política, por muy afín que se considere, es un error político de gran calado pero, dejar de ser independiente y autónomo en el análisis y las decisiones, es convertirse en ineficaz y traicionar los derechos de los que se representa. Las grandes centrales sindicales en este país son, hoy, super-estructuras fuertemente jerarquizadas, controladas ideológicamente y representadas por muy pocos, que toman decisiones y establecen acuerdos en nombre de la totalidad de los trabajadores, guiándose por sus conveniencias y compromisos políticos La falta de democracia interna es escandalosa pese a la apariencia formal de su funcionamiento participativo y, allí donde reside la fuerza y el numero de los afiliados, en las empresas, las secciones sindicales, impedidas de obtener personalidad jurídica propia y decidir libremente su adhesión a las estructuras federales o confederales supra-empresariales, son simples viveros de cuotas que no cuentan a la hora de definir la linea del sindicato.
En 1977 se abolió la cuota sindical obligatoria de los “verticatos franquistas” y comenzó la transición laboral y social de los españoles, sin la que nunca se hubiera podido llevar a efecto la transición política y, en pocos años, de 1978 a 1984, se sentaron las bases del modelo sindical español (al menos, afortunadamente, ha evitado la fragmentación insolidaria e ineficaz de los nacionalismos políticos). Hace tiempo que este modelo precisa de una reforma y adaptación al siglo XXI, que logre su eficacia y encaje en los nuevos modelos económicos; en la conciliación de derechos de trabajadores y ciudadanos; que estimulen la participación e integración del mayor número de trabajadores; que garantice la democracia interna y los derechos desde la simple condición de afiliado y el control real de los representantes; que promueva la institucionalidad del sindicalismo y la co-responsabilidad en el progreso y el desarrollo de todos.
No faltan voces que claman, o anuncian, la desaparición de los sindicatos. Solo desde la mala fe o el desconocimiento absoluto de la historia, la economía y la política se puede defender tal cosa. Frente al poder del capital que siguen detentando las grandes corporaciones y oligopolios, multinacionales o no, y la tentación de cualquiera que se sienta el amo de su empresa, sea esta grande o pequeña, de someter a su capricho a aquellos que dependen del sueldo que les paga, la necesidad de organizarse en sindicatos es ineludible para sobrevivir. Promover las organizaciones sindicales a los nuevos tiempos también es obligación de quienes tengan la obligación de gobernar, pero lo cierto es que ni PSOE ni PP consideran, ni han considerado, necesario este empeño. Para unos sigue valiendo la política de la correa de transmisión y, para los otros, la vida seria mas fácil sin organizaciones fuertes y organizadas que son, en definitiva, la punta de lanza de la sociedad civil que ellos corrompen.