No
es la primera vez que sucede, empezando por aquel intento nefasto de querer
tratar al sur como una comunidad de segunda, menospreciada, a la que negar
cualquier consideración histórica, que no ya derechos consuetudinarios y relegar
al procedimiento, constitucional pero menor, del artículo 143 frente a la
alfombra roja del 151, y que los andaluces ni olvidan, ni perdonan, a la
derecha nacional y al nacionalismo derechista, insolidario y excluyente de
Cataluña y País Vasco.
En
estas elecciones del 23 de Marzo, este viejo pueblo mecido por dos mares,
curtido por miles de batallas y con toda la historia de la humanidad en su
cabeza, ha vuelto a demostrar su innata sabiduría, su ponderación, su saber
hacer y entender y, pese a las trampas de los políticos y de un sistema
electoral trucado, ha ejercido su derecho democrático de votar y elegir,
aunando la cabeza y el corazón, que el razonamiento no puede dejar de lado
cuando las entrañas rugen, unas de hambre y otras de indignación contra la
injusticia.